Pasó lo que ya se veía venir, los roces que se tenían entre varios priístas como Osorio Chong y Alito Moreno han culminado en un nuevo cisma dentro del partido tricolor, el ex secretario de gobernación junto con otras relevantes figuras como Claudia Ruiz Massieu y Eruviel Ávila para formar el grupo Congruencia por México. Hay que dejar algo muy en claro, Alito Moreno no destruyó al PRI, el partido heredero de la Revolución Mexicana se autodestruyó, desde el 2015 se veía venir un fuerte declive en el partido, todas las derrotas que se han obtenido no han sido gratis, el PRI se ha esforzado mucho por tenerlas.
Es muy injusto acusar a Alito Moreno de ser el causante de todos los males del partido, el nepotismo, la corrupción, el autoritarismo y la falta de democracia han estado en el PRI desde su concepción, tan solo basta echar un vistazo en los comités estatales para ver cómo se encuentran.
Por lo tanto las acusaciones de los legisladores y demás personajes que han decidido abandonar dicho instituto político no necesariamente son todas falsas, sí hay muchos vicios actualmente en el partido pero estos no nacieron recientemente, han sido un cáncer que lentamente los ha corroído y muchos fueron muy ciegos para verlo.
También el culpar al actual presidente del partido por las derrotas es algo incluso hasta absurdo, las perdidas de la gran mayoría de las gubernaturas ya se veía venir, si bien la dirigencia nacional no se preocupó por perder varias, la ciudadanía ya estaba en un estado de hartazgo e insatisfacción, tomemos el caso de Colima, aquí el ex gobernador tricolor logró uno de los sexenios más desastrosos de la historia de la entidad, la coalición del PRI, PAN y PRD ganó varias diputaciones y municipios importantes pero la perdida de la gubernatura ya era un hecho, el objetivo de esta alianza electoral nunca fue mantener el gobierno del estado, las condiciones presentadas hacían de esto un objetivo con pocas posibilidades de materializarse.
Quienes hoy salen del PRI lo hacen por conflictos de poder al interior del partido aunque tienen razón en que el actual dirigente lo ha manejado muy mal, recordemos que bajo el mandato de Alito el partido servilmente apoyó la militarización del país, pero es ilógico esperar que se logren varias victorias electorales de la noche a la mañana.
Aunque que Alito haya obstruido muchas posibles victorias, el PRI erróneamente piensa en un plan de corto plazo, es imposible que en tan poco tiempo recupere la fuerza que una vez tuvo, la ciudadanía se encuentra harta de los partidos y políticos tradicionales, los dirigentes priístas no son capaces de comprender que caen dentro de este rubro, entonces deberán esperar a que la ciudadanía comience a hartarse de MORENA para nuevamente volverse competitivos por su cuenta.
Los Males del PRI se encuentran a pesar de Alito, él es tan solo un síntoma de lo que el partido ha estado cultivando, el pensamiento cupular de que aún se mantiene el mismo partido hegemónico que gobernó por setenta años al país es absurdo, el mismo PRI dio paso a una apertura democrática pácifica en México y no ha podido entender lo que eso significó para la nación, peor aún, no ha logrado replicarlo dentro de su misma institución política.
Entonces es difícil comprender por qué los cismáticos se quejan de dichos malestares (señalemos que hay muchas acusaciones similares en MORENA), esos males existían desde antes.
A pesar de todo esto, es difícil imaginar un escenario en el que el PRI deje de existir, su influencia ha sido de gran relevancia para formar el sistema político mexicano actual, hay muchas quejas de que ciertos actores de otros partidos provienen de dicho instituto, pero al haber sido el partido hegemónico es común que todos los políticos tengan un pequeño priísta adentro, al fin y al cabo, el PRI no se crea ni se destruye, solo se transforma.