Los alborotadores sociales de profesión, Vladimir Parra Barragán y Alfredo Álvarez Ramírez, utilizaron a comuneros de Zacualpan para llevar agua a sus molinos 4teros, sin jamás pensar que, tarde o temprano, se les podrían salir de control como sucedió con la suspensión del servicio de agua potable que durante más de 50 horas al hilo dejó a un cuarto de millón de habitantes del área urbana Colima-Villa de Álvarez, sin el vital líquido. Los daños causados por el par de grillos morados son incalculables y no se pagan solamente con el cese fulminante del primero de los nombrados, de la Dirección General de la Comisión Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado Colima-Villa de Álvarez (CIAPACOV), como los exigen los zacoalpenses y el pueblo bueno de ambos municipios.
Con el cinismo y la incongruencia que caracteriza a los funcionarios incompetentes, soberbios y engreídos como Parra Barragán y otros de su misma ralea, después de que le hicieron creer a la comunidad de Zacualpan que era la dueña del agua del Cerro Grande y que, por lo tanto, tenía derecho al pago de servidumbre por parte de quienes la consumieran, el mazorquero Álvarez Ramírez le tuvo que decir la verdad aunque le duela: “el agua es de la nación, del pueblo y para el pueblo, el agua es un derecho.”
Y por ello nadie nunca debe atentar en contra de que la población reciba agua potable en sus hogares, escuelas, hospitales, establecimientos, unidades deportivas, áreas verdes, oficinas públicas y privadas, etc., etc., y etc., como impunemente lo hicieron los comuneros de Zacualpan a ciencia y paciencia de la permisiva autoridad que sigue pasándole por alto a Vladimir todas sus trastadas.
“En forma oportunista y miserable, los autodenominados y disfrazados de izquierdosos con todo y sombrero los nombraron guardianes del agua y hoy los difaman señalando de que se trata simple y llanamente de pleitos mezquinos intracomunidad que solo pretenden beneficios personales y de grupo”, opina Federico López Ramírez, pero las desavenencias entre los de Zacualpan y los “izquierdosos” Vladimir Parra Barragán y el mazorquero Alfredo Álvarez Ramírez , no tienen por qué pagarlos los usuarios de CIAPACOV.
“El gobierno del estado tropezó con la misma piedra, con Zacualpan. Vladimir Parra súbitamente desapareció y mediante todo el conflicto no apareció. Vladimir Parra no es un funcionario más que crea problemas. Parra es un problema en sí mismo. Su permanencia en Ciapacov es insostenible porque esta empresa paraestatal no es cualquier cosa, la empresa brinda un servicio vital, literalmente. Las escuelas tuvieron que suspender sus servicios, allí hubo pérdidas millonarias. Los hospitales tanto públicos como privados tuvieron que resolver la falta del vital líquido gastando recursos extras. Las decisiones y la falta de éstas provocan pérdidas económicas importantes. Vladimir Parra y sus incapacidades políticas y administrativas están provocando daños a toda la sociedad. La presencia de Vladimir Parra ya no es viable en Ciapacov, su presencia en esa empresa paraestatal es nefanda”, son realidades que magistralmente encuera López Ramírez.
Así como toda la culpa es de Vladimir y de quien lo impuso en un cargo para el que no estaba preparado, el mérito de haber apaciguado las aguas que por incompetente, incumplido y soberbio agitó, es del Secretario General de Gobierno Eloy García Alcaraz que durante horas y horas recibió los airados reclamos de los inconformes zacualpenses a quienes escuchó con atención y paciencia franciscana, hasta llegar finalmente a la suscripción del acuerdo que puso punto final al problema. Como buen bombero, logró reanudar el bombeo del agua hacia el valle de Colima-Villa de Álvarez.