*Con financiamiento de la propia UdeC, Antonio Gómez, investigador de esta casa de estudios, realizará el proyecto: “Buenas prácticas de docentes universitarios para el desarrollo de la cultura de paz”

El término “Cultura de la paz” ha tomado relevancia en los últimos años. Con él se busca inculcar valores como el respeto, la tolerancia y la empatía en actividades cotidianas. Se han creado programas, talleres y hasta campeonatos deportivos que adoptan como lema “Cultura de la paz”. Sin embargo, para Antonio Gómez Nashiki, profesor investigador de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, este concepto va más allá de la mera promoción de valores.

Con el proyecto: “Buenas prácticas de docentes universitarios para el desarrollo de la cultura de paz”, financiado por el programa institucional “Fortalecimiento de la Investigación 2024”, Gómez Nashiki analizará las opiniones, ideas y valores de 30 docentes, mujeres y hombres de diferentes programas educativos de todos los campus. Quiere saber qué ideas, conceptos y opiniones tienen los y las docentes de la UdeC respecto a este tema y cómo los ponen en práctica en el aula.

Quiere documentar las experiencias y acciones de cooperación que desarrollan los docentes para mejorar el clima escolar, solucionar conflictos y fortalecer la unidad, además de sugerencias y estrategias que promuevan la convivencia armónica y otras buenas prácticas para la construcción de una cultura de paz.

Para Gómez Nashiki, “la cultura de paz supone una importante tarea de enseñanza en la formación integral de los individuos, para lograr el desarrollo de una autonomía y de una enseñanza que privilegie conocimientos, valores y habilidades encaminados a promover la convivencia pacífica, el respeto a los derechos humanos, la participación democrática, la tolerancia a opiniones diversas, la solución pacífica de los conflictos y el rechazo a la violencia en sus distintas manifestaciones”.

La cultura de la paz, dice en entrevista, “no se reduce sólo al respeto o el rechazo a la violencia, que sería lo que la gente identifica de primera mano, si no que involucra aspectos como el respeto a la vida y a los seres humanos”.

“¿Por qué digo esto? -continúo-, porque en una primera investigación: ‘Pensar la paz en la Universidad de Colima’ pudimos identificar algunas preocupaciones y retos que tenía el profesorado y estudiantado. Por ejemplo, a los docentes les interesaba saber más sobre el conflicto, su resolución, la mediación y transformación, como una herramienta para su quehacer cotidiano”.

En el caso de los estudiantes, comentó, algunos mencionaron de manera recurrente la figura de la paloma de la paz, e identificaron que el concepto de paz está ligado a la presencia del conflicto. “Es decir, se reconoció que la paz no es una utopía por realizar, sino parte de un proceso cotidiano donde se adopta una postura crítica ante los diversos acontecimientos que se presentan en el entorno educativo, personal y social. Se reconoce que hay conflictos, que hay que aprender a vivir con ellos y solucionarlos de una manera pacífica”.

De estos resultados, comentó, surge el proyecto financiado por la UdeC, con el que busca recuperar otra de sus preocupaciones: las buenas prácticas; es decir, aquellas acciones que realizan los docentes fundamentadas en las competencias, conocimientos y saberes que ha implementado a lo largo de su trayectoria profesional, con el propósito de mejorar las actividades de enseñanza y aprendizaje de su disciplina, pero también de promover la convivencia pacífica.

El proyecto, dijo, atiende recomendaciones de política pública para las Instituciones de Educación Superior, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2030), en específico los objetivos 4: “Educación de calidad” y 16: “Paz, justicia e instituciones sólidas”.

También atiende los lineamientos de ANUIES en torno a “reflexionar, investigar, formar, difundir, incidir, promover y generar conocimiento útil para conformar una sociedad con una Cultura de Paz”. Además, incluye los temas señalados en los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) de educación y cultura, en relación con la erradicación de la violencia de las Instituciones de Educación Superior.

El objetivo principal del proyecto es identificar y compartir las mejores prácticas docentes. Busca conocer qué estrategias han utilizado los profesores para mejorar el ambiente en el aula, resolver conflictos y fomentar la convivencia pacífica entre los estudiantes.

Una vez concluido el proyecto, pondrá a disposición de la comunidad universitaria un documento donde se exponga cómo es que los docentes atienden un conflicto en su aula. “Será interesante conocer cómo los docentes de Ingeniería, Ciencias o Ciencias políticas, desde su contexto y formación, solucionan los conflictos, mejoran el clima, la convivencia escolar o promueven valores, con el fin de compartir estrategias y recomendaciones que permitan comprender y atender mejor las diversas problemáticas que se les presentan cotidianamente y contribuir al impulso de la cultura de paz en la Universidad”.

En esta investigación participan: Vanesa Cárdenas de la Facultad de Lenguas; Gabriela Vargas, directora del Centro Universitario para el Bienestar Integral (CUBI); Norma Barón, profesora de la Facultad de Pedagogía; el profesor Saúl Gutiérrez, del Bachillerato 12, así como varios estudiantes.

Finalmente, Antonio Gómez compartió que la investigadora Karin Yovana Quijada Lovatón, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, del Departamento de Educación, replicará el proyecto casi a la par, “lo cual será interesante para hacer una comparación de cómo se está resolviendo los conflictos en otras universidades”.

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