El acontecimiento no me sucedió a mí, pero como si me hubiera sucedido porque le sucedió a una persona muy cercana a mí. Esa persona fue la que me lo contó y yo, después de escucharla, no pude menos que pensar en hacer público lo que me estaba contando.

Normalmente uno tiende a criticar sin piedad a todas nuestras instituciones (de salud, de justicia, etcétera), pero por fortuna no siempre éstas se comportan mal con los ciudadanos, dándoles un servicio cuestionable.

En ocasiones así es y no puede uno meter las manos en el fuego por ellas, pero en otras no y es cuando uno también debe aceptar el servicio digno y oportuno que se le brinda, y hacerlo público cuando así lo requiera el caso. Esto fue lo que le sucedió a mi cercano familiar hace unos días, cuando su mujer embarazada requirió atención en virtud de una amenaza de aborto.

Cuando tuvieron el percance, lo primero que hicieron fue acudir al Seguro Social, donde buscaron la atención pertinente. Me cuenta mi familiar que iban esperando lo peor, dado que es normalmente lo que la gente publica en las redes sociales, pero que se llevaron una sorpresa del tamaño de un templo.

Desde su llegada se encontraron con persona sensible y eficiente que atendió a la debilitada paciente, la cual tuvo que ser internada. Enfermeras y especialistas les dieron un trato de primera y estuvieron toda la noche incluso atentos a lo que la paciente requiriera, incluso le hicieron estudios pertinentes al bebé para cerciorarse de que todo estuviera bien.

La estancia en el IMSS, me comentan, fue impecable, bien atendidos y cuidados por un personal atento y eficiente. Yo, la verdad, después de escuchar la narración de los hechos estuve gratamente asombrado pues lo que uno suele escuchar del IMSS (y de otras instituciones de salud) son críticas negativas por su mal servicio y la negligencia de su personal.

En todos lados se cuecen habas, es cierto, y cada quien habla como le va en la feria, pero en ocasiones es necesario dejar constancia de experiencias afortunadas como la que le sucedió a mi cercano familiar.

Por otro lado, mientras me contaban el suceso, yo pensaba qué importante es que las instituciones de salud (y todas en general) generen confianza en la población pues esto a su vez crea un ambiente de paz y seguridad en la comunidad. Nada mejor que pensar, cuando uno necesita los servicios de salud, que uno estará en buenas manos y que recibirá el mejor de los tratos y esfuerzo para que uno salga bien de ese atolladero.

La vida, la salud, es el bien más preciado que tenemos los seres humanos. Por eso, tener derecho a un servicio y recibirlo como debe ser es una de las mejores experiencias que como ciudadanos podemos tener. De ahí que sea justo y necesario este homenaje al IMSS para que sirva también de estímulo y no bajen la guardia en la atención a sus derechohabientes. Al final de cuentas, todos salimos ganando.