Ya pasaron casi 20 años desde que ingresé a la secundaria, Miguel Virgen Morfín, en Villa de Álvarez, Colima. La cual era mejor conocida como la famosa “13”.En ese centro educativo solo cursé un año, ya que nos cambiamos a otro domicilio, por lo cual mis padres decidieron escribirme en un plantel más cercano del nuevo hogar, donde terminé mis estudios de nivel básico.

Cabe señalar que en esos tiempos estaba de moda todo lo relacionado con los “cholos”, como la ropa, la música y la forma de hablar, tratando de imitar a la cultura chicana que en sus inicios se juntaron en pandillas, para enfrentar el acoso de los pandilleros afroamericanos.

Una anécdota muy bizarra de la 13 era que, en la parte de atrás los estudiantes habían hecho un portillo en la pared de un gran diámetro, en el cual fácilmente cabía una persona. Al otro lado del agujero estaba un potrero que daba a Soriana Hiper. ¿Cómo hicieron ese portillo en la barda?, No lo sé, lo único que sé, es que por ahí se hacían la pinta los más aventurados.

Por otra parte la secundaria tenía una extraña pertenencia, la cual se quedó en mi memoria. Resulta ser que en los laboratorios del plantel, tenían guardado a un “feto” dentro de un recipiente de cristal, con un líquido que parecía ser formol.

De vez en cuando se lo mostraban a los alumnos que acudían al laboratorio a tomar clases. Ya se imaginarán las leyendas urbanas que se decían del niño no nacido. Una de esas leyendas era que una alumna quedó embarazada, noticia que al llegar a oídos de los padres desató la furia de estos.

A la jovencita la golpearon y regañaron, además la amenazaron con correrla de su casa si tenía a ese hijo.

Por lo menos eso era lo que platicaban algunos profesores, cuando mostraban a la pequeña criatura a sus alumnos. Pienso que el objetivo de platicar esa historia, era asustar a los pre adolescentes, para qué se cuidarán al iniciar su vida sexual.

No puedo imaginar la presión que sufrió la adolescente al ser reprendida por sus papás, motivo que la orilló a buscar la forma de perder el producto que llevaba en su vientre.

Posiblemente la jovencita tomó algún remedio natural, se golpeó su panza o se realizó un degrado con algún gancho en los baños de escuela, dejando a su pequeño en el piso de los sanitarios.

Me preguntó: ¿Quién recogió el producto del baño?¿Qué director autorizó depositar al pequeño en un frasco con formol? Para después guardarlo como trofeo del laboratorio de química. ¿Por qué no se notificó a las autoridades? Y en el último de los casos, ¿Por qué no se le dio santa sepultura para su descanso? La última hipótesis puede ser que, el feto fue donado por alguna institución médica a la escuela, resultando ser falsas todas las historias que platicaban los profesores.

En la actualidad desconozco si la secundaria sigue conservando al niño no nacido, o cuánto tiempo llevaba ahí, lo comento por el estado de deterioro que guardaba el recipiente, en el cual se podía observar la tapa oxidada, además que el líquido se veía ya negruzco.

Esta es una le las historias que guarda la emblemática secundaria 13, si tú qué me lees, sabes alguna otra anécdota, recuerdo o leyenda de la 13, escríbelo en los comentarios de la publicación para conocer más detalles.

Licenciado en Ciencias Políticas, colaborador en diferentes medios de comunicación y escritor de la columna: El susurro del barrio, que tiene como objetivo la creación de narrativas a partir de la memoria colectiva de México.

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