Esta semana hemos tenido muchas noticias malas, pero escasas buenas. Por eso, cuando las buenas llegan, no debemos dejar de festejarlas.
Para quien no lo sepa, hace unos días estuvo en Europa el coro de los niños cantores de la Universidad de Colima, dirigido por el maestro Gabriel Frausto Zamora, participando en el XLIII.
Congreso Internacional Puri Cantores, celebrado en la ciudad de Florencia, Italia, y lo hicieron como la agrupación representante de América. Por si esto no fuera ya excepcional, los niños cantores fueron también invitados para cantar en el Vaticano, donde tuvieron una encomiable participación.

El coro de los niños cantores de la Universidad de Colima se incorporó a esta institución en 1970, aunque previamente había sido parte (desde su fundación en 1940) de la catedral de Colima.
Cuando esta no pudo seguir sosteniendo el coro, éste fue donado a la Universidad de Colima y desde 1970 empezó a ser dirigido por el maestro Jesús Frausto López hasta su fallecimiento en 1994.

El maestro Jesús Frausto fue mi maestro, por cierto, durante el tiempo en que yo formé parte de este entrañable coro. Todavía recuerdo aquella mañana en que mi madre me llevó al antiguo edificio del IUBA y en uno de sus cubículos encontré la figura imponente del maestro Jesús Frausto. Aunque yo me oponía a la audición con llantos y pataleos, el maestro Frausto, con su voz firme, me hizo entrar en el recinto y me pidió que cantara «Las mañanitas». 
Debí haberlas cantado muy bien porque fue ahí que le dijo a mi madre que desde ese día y en adelante formaría parte del coro, como contralto segundo. Qué días aquellos más maravillosos.

De entonces data mi amistad con Gabriel Frausto, su actual director, a quien -quizá él no lo recuerde- llevé a conocer el cine por primera vez, pues nunca antes había experimentado tal espectáculo. Por desfortuna, tuve que dejar el coro y volver a mis tribulaciones de niño problema, pero de aquella época conservo todavía amigos entrañables, como el propio Gabriel, quien luego de la muerte de su padre (y después de un breve lapso en el que su hermano Antonio estuvo a cargo del coro), tomó las riendas de esta agrupación hasta el día de hoy, lo que quiere decir que ya tiene más de 25 años bajo su tutela.

Y ahora mismo que lo digo casi que no lo puedo creer. Como lo mencioné en un breve comentario que escribí a un comentario elogioso escrito por el rector Christian Torres Ortiz sobre el pasado viaje de los niños cantores a Italia, el coro es uno de los grandes pilares de la Universidad de Colima y está dirigido por un
maestro (como lo es Gabriel) muy profesional y con un gran sentido humano, tal como lo era su propio padre y hermano Antonio. Los Frausto son también toda une institución dentro de nuestra institución y eso es algo que habrá que reconocerles con más énfasis.

Por eso mismo, el coro de los niños cantores es un verdadero baluarte de nuestra máxima casa de estudios pues en él se han forjado muchos de los integrates que pasamos por ahí, quienes quedamos marcados no sólo porque en la agrupación pudimos consolidar una vocación primigenia (como lo era el canto, como lo era la música), sino también porque también aprendimos en ese camino lo que era el sentido más alto de la amistad, la disciplina, el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, etc, todo lo que promueve una agrupación de esta naturaleza, siempre formadora de buenos profesionales y mejores hombres. Me alegra mucho, por eso, que sea el mismo rector Torres Ortiz quien reconozca la importancia del coro de los niños cantores y quien siga apoyando su crecimiento nacional e internacionalmente.

No podríamos permitirnos otra cosa. De mi parte, felicito mucho a mi amigo Gabriel Frausto por la vida entregada a esta causa y deseo que vengan muchos años más de reconocimiento y alegrías. Se lo merece él y nos lo merecemos todos.