No es necesario ir muy lejos en el pasado de las legislaturas locales para saber que una de las más criticadas por su falta de compromiso social y de reales resultados en beneficio de la población fue la legislatura pasada, en la cual también tuvieron en su momento la mayoría el bloque de Morena.
En aquel tiempo, como ahora, Morena había llegado muy fortalecido con un número considerable de diputados y aunque tuvieran a un Ejecutivo de un partido opositor (como lo era el PRI, con el ex gobernador Nacho Peralta), se pensaba que este bloque morenista sería un gran contrapeso no sólo para el Ejecutivo estatal sino también para aquellos que contradecían los intereses el pueblo.
Ya sabemos en qué término todo aquello: en un congreso dividido y en legisladores morenistas (como fue el caso de Vladimir Parra) acusados de corrupción y de malos manejos en la conducción tanto de la bancada morenista como del congreso mismo. El resultado fue, entonces, la atomización de los legisladores en pequeños grupos (o tribus) que al final del día no hicieron sino empantanar los trabajos legislativos y, como dicen, no avanzar ni hacia atrás ni hacia delante, dando como resultado al final del día un pobre trabajo para los colimenses.
Poco más o menos lo mismo está sucediendo con la actual legislatura, en gran medida por la inexperiencia y en más de un sentido arrogancia de quienes conforman y están al frente de la bancada morenista, de nuevo mayoritaria en el Congreso.
Los yerros cometidos por la diputada Viridiana Valencia, por ejemplo, quien recientemente dijo que las minorías (refiriéndose a las pequeñas fracciones del congreso) estaban para obedecer, no han ocasionado sino el divisionismo y la confrontación entre los legisladores, a tal punto de que recientemente la legisladora del PES, Kathia Castillo, decidió abandonar el bloque morenista para sumarse al Bloque Democrático, todo ello en virtud de haberse encontrado con una fracción (la de Morena) arbitraria y que no responde realmente a los intereses de la sociedad.
Es notorio que desde que inició la actual legislatura, y de forma muy parecida a la anterior, lo que más hemos visto son confrontaciones internas y divisiones, esto es grilla política, y poco o nada de trabajo legislativo, ese que realmente va a impactar en el ánimo y condición de la sociedad.
Con estas actitudes de parte de los morenistas poco o nada de favor le están haciendo a la gobernadora Indira Vizcaino pues en lugar de estarle despejando el camino para que pueda llevar a cabo la parte que le corresponde al legislativo en su Plan Estatal de Desarrollo, lo único que están haciendo es obstaculizárselo.
Como la gobernadora Indira Vizcaino no puede reemplazar a los diputados como lo puede hacer con los miembros de su propio gabinete, no estaría nada mal entonces tener un diálogo serio con los integrantes de su partido en el congreso para cambiarle el rumbo a una dinámica que, ya lo vimos en la legislatura pasada, lo único que creo fue inoperancia y animadversiones.
Justo es que se suba el nivel de compromiso en el Congreso local y que más allá de las confrontaciones, que ya ocasionaron varias pérdidas en el organigrama administrativo del recinto legislativo (como fue el caso de Brenda Gutiérrez), se llegue a los mínimos acuerdos y consensos internos que permitan sacar adelante el enorme rezago que tenemos en esta materia en nuestra entidad.