La riña de la secundaria de Manzanillo nos ha consternado mucho. En las redes sociales se ha venido en cascada el culpar, el juzgar, el criticar, y las opiniones, en su mayoría, son también violentas como el video mismo; y se percibe el odio, el sarcasmo, la venganza. Algunos culpan a los docentes y trabajadores de la escuela, otros a la niña que incita al pleito, otros se burlan del niño que inició los golpes y que terminó casi inconsciente en el suelo, otros critican a los padres, otros recuerdan viejos tiempos “cuando había autoridad en las casas” unos se pelean contestando groseramente las opiniones de otros y ha sido un cuento de poco ayudar y mucho ofender.
Los pleitos en las escuelas han ido en aumento y los directivos invierten un gran porcentaje de su tiempo en la escuela tratando de resolver conflictos entre los estudiantes, no hay un solo día en que esto no suceda y entonces entre otras estrategias se cita a los padres de familia o tutores y se les informa del conflicto en que su hijo o hija (sí, las niñas también generan fuertes conflictos) está involucrado y la mayoría de las veces los padres citados reaccionan violentamente, su cuerpo, su respiración, su mirada, su voz, todo es ira, coraje, es un sentir como que están perdiendo el tiempo, es un sentir como que la escuela está exagerando, habita en muchos de ellos el erróneo orgullo de decir “yo la verdad sí le digo que no se deje”. Violencia pues, tratando de resolver la violencia.
La música que escuchan nuestros jóvenes, los juegos cibernéticos que juegan nuestros estudiantes, los programas que ven, los “modelos” que imitan nuestros jóvenes ya sean cantantes, “influencers”, “gamers” etc., todo tiene sus raíces en la violencia. Y les inspiran las noticias violentas que suceden en otras escuelas de otros países, les cautiva el ideal de la vida del narco; sus parámetros de belleza de nuestros estudiantes están mayoritariamente inspirados en lo grotesco, en la exageración, en la falsedad, en ser temidos más que amados. Les produce repulsión el cumplimiento de reglas escolares, el respeto a la autoridad, el respeto a los docentes. Les atrae el trabajo fácil, el poco esfuerzo y se han acostumbrado a las “oportunidades” al “me da chance”, al “mañana se lo traigo”.
Lo de la escuela de Manzanillo es lamentable, no defiendo a los trabajadores que por los menos en el video que yo vi no se ve que aparezcan por ahí, pero sí invito a la reflexión respecto a la importancia de hacer equipo otra vez con la escuela, a no separarnos padres y docentes, a no contradecir el bien común y los principios y valores básicos como son el respeto, la tolerancia, el cumplimiento de reglas y la responsabilidad que debemos seguir inculcando. Sí invito a no minimizar cuando se les avise que su hijo o hija no está comportándose como es debido, no está cumpliendo, llega tarde, se intentó fugar de la escuela, falsificó firmas, roba, agrede, miente, se burla… porque de lo contrario no podremos romper jamás el círculo de la violencia que nos aniquila en la sociedad y nos tiene sometidos en muchas de las escuelas.














