*En un épico partido que se fue a la prórroga, Cazorla, Chaira y Portillo le dan la vuelta al tanto inicial de un dignísimo Mirandés.
Nada más y nada menos que 8.770 días transcurrieron desde el 17 de junio de 2001, cuando el Oviedo descendió a Segunda al término de LaLiga 2000/01, hasta este sábado, cuando certificó su regreso a una máxima categoría del fútbol español que desde entonces le ha estado esperando. El que sin duda es uno de los históricos de LaLiga ha estado nada más y nada menos que 24 años sin pisar Primera división, en una travesía que incluso le ha llevado a pasar por Tercera, pero por fin está de vuelta. Fue, como no podía ser de otra manera, tirando de épica, al necesitar una remontada ante el Mirandés en la vuelta de la final del playoff de ascenso (3-1). La misma que el año pasado le negó la gloria al caer ante el Espanyol en el RCDE Stadium. Esta vez, como entonces, también hubo lágrimas, pero dulces y no amargas.
Con Cazorla en el once a pesar de que llegaba entre algodones, el Oviedo saltó al verde espoleado por los 30.000 aficionados carbayones presentes en la abarrotada grada del Carlos Tartiere. Entre ellos estuvo Fernando Alonso, y tanto el propio Oviedo como el Mirandés parecieron hacerle un guiño al piloto, porque los primeros minutos se disputaron con revoluciones más altas que las de un Fórmula 1. Eso sí, con más tensión y rifirrafes que fútbol hasta que en el 16’ llegó la jugada que por primera vez alteró el tanteo del marcador. Panichelli, el ‘Pichichi’ de este Mirandés al que en el playoff se le estaba resistiendo el gol, se internó en área pequeña para cazar un buen centro con rosca de Iker Benito desde la izquierda y cabeceó al palo largo haciendo inútil la estirada de Escandell. Llueve bastante en Asturias, pero no se recuerda un jarro de agua fría como el que recibió el oviedismo en ese preciso instante en el que el balón llegó al fondo de las mallas.
Le costó recomponerse a los de Paunovic, conscientes de que en ese momento necesitaban como mínimo dos goles para lograr el ascenso. Pero en el 27’ un acercamiento a los dominios de Raúl Fernández reactivó al cuadro carbayón, y en el 38’ una mano de Alberto Reina tras un cabezazo de David Costas en un córner botado por Cazorla propició que Sesma Espinosa, el árbitro, señalase el punto de penalti. Asumió la responsabilidad, como no podía ser de otra manera, el mencionado Cazorla, el niño de 40 años que quería conducir a su Oviedo a Primera, y consiguió el empate desatando la locura en las gradas.
Poco más pasó en la primera mitad más allá de que Urko Izeta puso a prueba a Escandell con un libre directo, y ya en la reanudación, con las fuerzas renovadas tras el paso por los vestuarios, el Oviedo volvió a golpear con un segundo tanto que, esta vez sí, propiciaba un resultado que le daba el ascenso. Fue en el 52’, cuando Ilyas Chaira cazó un balón suelto en el área para superar a Raúl Fernández y desempolvar de las gargantas de la afición del Oviedo el grito de ‘gol’ que llevaban esperando entonar nada más y nada menos que 24 años.
Cambió el escenario entonces, y necesitando un gol el Mirandés puso el corazón del oviedismo en un puño en más de una ocasión mediante balones colgados. Pero ninguno de los ‘jabatos’ ni un Alemao que tuvo el 3-1 en sus botas evitaron que el duelo se fuese a la prórroga.
Un golazo para el recuerdo
Ya en el tiempo extra, el cansancio empezó a hacer mella en unos y otros, pero el Oviedo, espoleado por un Carlos Tartiere en el que nadie era capaz de mantener el culete en el asiento, metió la marcha extra para imponerse. Concretamente, fue en el 103’ cuando Portillo recibió dentro del área y a la media vuelta empaló un remate que acabó transformado en el 3-1. A posteriori se jugaron 20 minutos más, pero nada de lo que sucedió entonces evitó que el Oviedo regrese a Primera. Por fin.
*Con información de AS y Mundo Deportivo.