Por más que uno quiera pensar que la política municipal es aburrida y burocrática, las regidoras del H. Ayuntamiento de Colima se empeñan en demostrar lo contrario. Itzel Ríos, Azucena López y Alondra López no necesitan telenovela, porque ya son elenco, guion y drama.
Empecemos con la “doctora” Itzel —porque, ojo, quien no le diga doctora, ¡comete sacrilegio académico! Lo suyo no es la humildad, sino el protagonismo con disfraz de currículum. Exige lugar VIP junto al alcalde en cada acto público, como si de eso dependiera el presupuesto del municipio. Y es que la nostalgia pega fuerte: aún cree que vive en los años dorados del PRI cuando los reflectores le hacían ojitos. Hoy, el reflector está fundido… pero ella no lo ha notado.
Luego tenemos a la señora Azucena López, acompañada de su inseparable estratega sentimental, Leoncio Morán Sánchez, ese campeón de la derrota crónica. Azucena, en vez de hacer política, hace berrinche parlamentario: todo lo que hace Riult Rivera es un atentado estatal, según su lectura. Y aunque el pueblo ya habló claro en las urnas el pasado 2 de junio, ella sigue buscando cámara, aunque sea de vigilancia. Lo suyo es ruido, mucho ruido… a ver si alguien de Morena cree que son más morenistas que Vladimir Parra Barragán (cosa difícil, dicho sea de paso).
Y qué decir de Alondra López, la “muy decidida” y “muy trabajadora” —según su autodescripción en modo LinkedIn—, quien saltó por todos los partidos políticos como quien busca pareja estable en Tinder: primero Movimiento Ciudadano, luego PAN, luego Verde… y finalmente aterrizó con suerte en la planilla del alcalde. ¿Su mérito? Caerle bien al profe Riult. ¿Su problema? No saber para qué sirve una regiduría. Han pasado siete meses y aún no encuentra su lugar… salvo cuando se trata de provocar celos entre las colaboradoras cercanas al alcalde. Una influencer sin Instagram, pero con pase directo al cabildo.
Se dice que…
*Y mientras estas tres se reparten el escenario, el alcalde Riult Rivera Gutiérrez, sigue en modo Miguel Mejía Barón 1994: con miedo a hacer cambios, aunque el equipo no carbure. Ya pasaron siete meses y el desfile de incompetentes sigue con pase libre. ¿Qué no ha leído los sobres? Ya quemó el primero, no culpó a su antecesora, ignora el segundo —no cambia a los inútiles— y parece que el tercero lo va a agarrar por sorpresa: “huye mientras puedas”.
*Además, hay temas que siguen en el aire, como el famoso y sabrosísimo Sábora Fest. ¿Ya rindieron cuentas? ¿O siguen cocinando los números a fuego lento porque no cuadran ni con fe? *En fin, Colima merece algo mejor. Y Riult también, si logra sacudirse a quienes no suman ni para la foto. Pero eso sí, que nadie toque a la “doctora”, a la rijosa ni a la regidora con encanto de telenovela, porque se nos ofenden. Al tiempo.
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