Si en el sexenio 2018-2024, los gobiernos municipales de Guadalajara y del estado de Jalisco, y las instituciones de seguridad y procuración de justicia de la República, supieron que el Cártel Jalisco Nueva Generación operó con total impunidad el campo de concentración dotado de hornos crematorios que el colectivo “Guerreros Buscadores de Jalisco” localizó en el municipio de Teuchitlán, y se hicieron de la vista gorda, malo; si, por el contrario, ni el humo que salía de los agujeros en la tierra habilitados para quemar restos humanos olieron, peor. Lo mismo aplica para las autoridades municipales de Reynosa y del estado de Tamaulipas donde también sucedió lo mismo.
El problema de las desapariciones forzadas de personas no es privativo de Jalisco y Tamaulipas. Lamentablemente aqueja a la mayoría de los estados del país. Y no inició el 1 de diciembre de 2018, sino sexenios atrás, pero es innegable que se dispararon por la permisibilidad para con la delincuencia organizada del gobierno de la 4T que primero negó su existencia, luego lo minimizó y después culpó de todos los males de Micaela al expresidente panista Felipe Calderón Hinojosa y a su mozo de estribos Genero García Luna.
La petición de Claudia a no culpar a AMLO por el campo de exterminio en Jalisco, y a dejarlo ya en paz, y el reclamo a los quejosos porque “ya se les olvidó García Luna, ya se les olvidó la guerra contra el narco, ya se les olvidó Felipe Calderón”, que hizo la presidente Sheinbaum Pardo, tuvo puntual e inmediata respuesta de la activista y madre buscadora Ceci Flores: “No presidenta @Claudiashein, no se equivoque, a los únicos que golpearon en Teuchitlán fue a nuestros hijos; también los convirtieron en cenizas para que nadie más pudiera volver abrazarlos. Disculpe las molestias que pudiera ocasionarle el dolor de todo un país”. Palabras sacan palabras.
Siguiendo la misma línea discursiva presidencial trazada para evadir cualquier responsabilidad con expresiones como la de que “Lean hoy a todos estos comentócratas -y no estoy minimizando para que no se mal entienda el tema de apoyar a los familiares de personas desaparecidos- hablan de quién sabe cuánta cosa que hay en el predio, a partir de una fotografía y algunos testimonios”, ni tardo ni perezoso, la secundó el Presidente del Senado, José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, quien, fiel a su estilo, se burló del colectivo “Guerreros Buscadores de Jalisco” que denunció la existencia de crematorios clandestinos y cientos de prendas y objetos personales, presuntamente de personas desaparecida, diciendo que “hay 200 zapatos ahí, sí, sí. Pero ¿quién dice que los zapatos son de personas desaparecidas? Todo es especulación, un montaje de la derecha”. Como siempre, los duros de la 4T-II nunca aceptan responsabilidad alguna de nada de nada.
Nadie está incriminando a la presidente Claudia Sheinbaum Pardo como para que se ponga a la defensiva; al contrario, propios y extraños le reconocen que su gobierno está conteniendo significativamente la migración ilegal y el tráfico de drogas, entre ellas el letal fentanilo, eficacia que el pueblo bueno de México quiere también ver en el tema de las desapariciones forzadas de personas, incluidos los campos de exterminio como el de Teuchitlán, Jalisco.
EL ACABO
*En clara actitud evasiva, la Fiscalía General de Justicia del estado de Jalisco descartó que existieran estructuras que funcionaran como hornos en el interior del rancho Izaguirre utilizado por la delincuencia organizada, estructuras similares a grandes crematorios a gas tal vez, recibiendo puntual respuesta de la líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, Indira Navarro: “Por supuesto que existen estos hornos, ya lo evidenciamos. Ahí manejan que nada más hay restos óseos, entonces, por ende, los quemaban. Nada más que no se había visto este tipo de operar por parte del crimen organizado. Expliqué desde un inicio, excavaban en la tierra, ponían una plancha de tierra y ladrillo, quemaban lo que tenían que quemar, dejaban abierto por un tiempo y después echaban tierra encima”. ¿Así o más claro?