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Tarea Política José Luis Santana Ochoa Omar García Harfuch

Si el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de la República, Omar García Harfuch, logra en el mediano plazo bajarle dos rayitas a la violencia imperante en el país, y en el largo devolverle al pueblo bueno de México la calma, el sosiego y la paz perdidos por la connivencia de sucesivas autoridades presidenciales con la delincuencia organizada, marcadamente la que observó el presidente de los abrazos Andrés Manuel López Obrador, no habrá cuaco que se le atore ni cerro que se le empine en su cabalgar hacia la conquista de la presidencia del país en 2030, ni el junior Andy López Beltrán.
La entrega sin sobresaltos y en paquete de los 29 criminales que, en palabras de García Harfuch, “cometieron delitos atroces en México y actos de suma violencia a través de las organizaciones criminales a las que pertenecían y representaban una amenaza a la seguridad nacional en nuestro país y en el país norteamericano”, es prueba fehaciente del cambio de política operado en la materia bajo el mandato de la presidente de la 4T-II Claudia Sheinbaum Pardo.

“Existía el riesgo de que algunos objetivos solicitados por el gobierno de Estados Unidos fueran liberados o siguieran atrasando los procesos de extradición derivado de acuerdos con jueces que buscaban favorecerlos como ya se había hecho en otras ocasiones”, justificó Omar García Harfuch la acción exportadora de delincuentes dándole de paso un llegue al Poder Judicial de la Federación al que la 4T-II trae como perico a toallazos.
La seguridad es y seguirá siendo la gran demanda ciudadana de cara al 2030. Si los electores perciben que tienen en Omar García Harfuch a un servidor público realmente comprometido a garantizársela, y sigue acreditando como hasta ahora resultados contantes y sonantes en la materia, no solamente se ganará el respaldo del pueblo bueno de México sino también del gobierno gringo empeñado en impulsar la seguridad fronteriza y combatir el narcotráfico.

Para el Secretario de Estado de los USA, Marco Rubio, “la expulsión de esos narcos, el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional y los decomisos de fentanilo y sus precursores químicos, son acciones que hacen más fuertes a ambas naciones”. ¿Así, o más claro?

Por su parte, la portavoz del Departamento de Estado, Sammy Bruce, sentencia que “el encuentro de alto nivel de ambos países que se llevó a cabo en Washington, marca una nueva era de cooperación de seguridad de los USA y México. Una era en la que se toman medidas rápidas y decisivas para finalmente asegurar nuestras fronteras, desmantelar las organizaciones de cárteles y detener los flujos ilícitos de drogas y armas”. Rápidas y decisivas, pa’ que saquen sus cuentas y hagan sus cálculos quienes se hayan comido lo que no debieron.

Como ambas delegaciones de alto nivel se asegurarán de que haya “una acción continua más allá de las reuniones, y sugirieron la implementación de un calendario y con actualizaciones para alcanzar objetivos claros y resultados sostenibles en seguridad”, más les vale a quienes tengan cola que les pisen, poner sus barbas a remojar, entre ellos políticos que estén ligados al tráfico de drogas y migrantes, en la mira ya del colorado Trump y de Pam Bondi, Fiscal General de los Estados Unidos de América.

EL ACABO


*“Las cárceles de las que fueron extraídos los 29 reos operan con total normalidad y no se registró ningún tipo de incidente durante estas operaciones. Ese acto de autoridad es resultado de la política de cero impunidad y la coordinación absoluta del gabinete de seguridad”: Omar García Harfuch, presidenciable Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de la República.

*“La política de ‘abrazos, no balazos’ había muerto ya desde hace meses, pero la entrega de 29 narcotraficantes a la justicia de los Estados Unidos lo termina de refrendar”: Jorge Fernández Menéndez, columnista de Excélsior y especialista en seguridad.

*Poner en la lista de objetivos a enjaular a todos los expresidentes neoliberales de México como lo están haciendo en las benditas redes sociales los porristas de Andrés Manuel López Obrador a quien consideran santo, no lo libra a él ni a sus allegados de que sean investigados por la inquisición Trumpista. ¿O sí?

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