Hay quienes en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación temen que Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de América para el cuatrienio 2025-2029, emprenda en México una cacería de narcoterroristas y traficantes de migrantes similar a la operación militar que el ejército de ese país emprendió en territorio nacional en contra de las fuerzas paramilitares del revolucionario mexicano Francisco Villa, del 14 de marzo de 1916 al 7 de febrero de 1917, y que le resultó fallida. Los gringos no pudieron apresarlo, pero el propio gobierno mexicano, por órdenes de YSQ, años después lo asesinó a mansalva.
Como en la 4T-II creen que la que viene en camino será una Expedición Punitiva Trumpista igual que la de hace 108 años, pero ahora con nueva tecnología y equipo, se aprestan a detenerla entonándoles a los invasores Trumpistas que se atreven a profanar con sus plantas el suelo patrio, el Himno Nacional Mexicano. El coro para detenerlos lo integrarían, mínimo, los 36 millones de electores que el domingo 2 de junio de 2024 llevaron a la presidencia de la República a Claudia Sheinbaum Pardo.
Lo cierto es que Trump no necesitará profanar con sus plantas el suelo de la patria mexicana, sino que a distancia aplicará los aranceles que le plazcan a las exportaciones de México hacia su país , expulsará migrantes indocumentados, congelará cuentas bancarias que crea asociadas a los narcoterroristas, cerrará su frontera sur cuantas veces se le antoje y trastocará el comercio exterior de México en castigo por abrirle de par en par las puertas a los productos chinos, buena parte de los cuales van a dar a Canadá y a los EUA.
También podrá retirarles las visas a los políticos y funcionarios públicos de la 4T-II que en lugar de ponérsele blanditos y cooperando, se le insubordinen. Si, además, a los capos del narcoterrorismo y a sus cómplices en el gobierno y en el medio empresarial y social, les cuelga el letrero de “extraditables”, se armará la gorda. Todo puede suceder, y todo es todo.
Si Trump pasa de las amenazas verbales que profirió en el discurso de toma de posesión como presidente de los EUA para el cuatrienio 2025-2029, a las acciones punitivas, en lugar de ensayar el Glorioso Himno Nacional Mexicano, más les vale a quienes sientan pasos en la azotea, arrepentirse de sus pecados para que los coja con el alma limpia de los mismos.
Valentón, con su pecho henchido de patrioterismo, el presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal Ávila, jura y perjura que su partido de acogida, Movimiento de Regeneración Nacional, no permitirá una injerencia militar, como si el colorado Trump fuera a pedirle su anuencia para imponer su Ley de Herodes.
“Nosotros no podríamos permitir injerencia y menos invasión o aplicación de leyes extraterritoriales. No habrá un mexicano que acepte que se invada al país militarmente. Como líder del Congreso, de la Cámara de Diputados, como presidente de la mayoría: no vamos a admitir injerencia, ni intervención militar alguna. Nunca lo haremos”, lanzó hacia el país y el mundo el enanín de tapanco oriundo de Zacatecas.
EL ACABO
*En opinión de Bibiano Moreno Montes de Oca, “el término terrorismo deriva de terror: terror es lo que causan los narcos con sus acciones, que van desde traficar con las drogas, pelear por la plaza, vender protección, so pena de secuestrar, torturar y asesinar al que se pone rejego; en fin, realizan asesinatos en masa en lugares públicos. Si falta el elemento que fundamenta que son terroristas, ese está bien claro: tienen implicaciones políticas, pues al menos en este gobierno no se les combate, sino que se les prodigan bendiciones porque, ajá, son pueblo”.
*El presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Gerardo Rodolfo Fernando Fernández Noroña, advierte que declarar a los cárteles mexicanos como terrorismo “podría provocar intervención militar estadounidense”. ¡Uy qué miedo!
*Para no dejar lugar a dudas de qué pata cojea, Donald Trump invitó a su investidura presidencial a la crema y nata de la derecha nacionalista mundial encabezada por Víctor Orban, Hungría; Georgia Meloni, Italia; y Javier Milei, Argentina, entre otros de su misma calaña.