En estos dorados tiempos de la Cuarta Transformación que son tiempos de mujeres, en Colima tres de ellas: la alcaldesa de Manzanillo Griselda Martínez M, la abogada Nicola Vergova y la dirigente estatal del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Dulce Huerta Araiza, se han asumido como víctimas de Violencia Política de Género denunciando a sus agresores masculinos ante el Tribunal Electoral del Estado de Colima (TEEC), instancia que les otorgó la razón a las dos primeras de ellas no así a la tercera que resultó ser como las ollitas de Capula: Muy sentida, de las que no se les pude decir “ni hay mi alma”. Dos de arena por una de cal.

Nomás porque Arnoldo Vizcaíno Rodríguez sentenció públicamente que “la presidenta de Manzanillo estaba loca”, agresión verbal a la que Rafael Zepeda Galván, administrador de la Revista (¿?) Territorio, le dio vuelo, la aludida, Griselda Martínez M, los denunció ante el Tribunal Electoral del Estado de Colima (TEEC), instancia que por unanimidad de sus magistrados los condenó a emitir sendas disculpas públicas y a recibir por parte del Instituto Colimense de las Mujeres (ICM) capacitación en materia de violencia política contra las mujeres, nada de lo cual han cumplido a la fecha ni han recibido ninguna de las medidas de apremio previstas en el artículo 77 de la Ley Estatal del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.

Peor estuvo el “periodista y abogado” Belisario Romero Sánchez al referirse a la excandidata a diputada local por el extinto partido Fuerza por México, Nicola Vergova, en términos impublicables. Inconforme con el resolutivo del TEEC que lo penalizó en los mismos términos que a los dos personajes públicos mencionados en el párrafo anterior, apeló ante la Sala Toluca del Tribunal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que también le dio palo. Ya nomás le queda la Sala Superior en la ciudad de México para tratar de evadir el castigo.

Como no le gustó que el articulista Federico López Ramírez, ferviente amloísta por cierto, haya criticado su desempeño como dirigente estatal del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Dulce Huerta Araiza lo acusó de violencia Política de Género ante el Tribunal Electoral del Estado de Colima (TEEC) que “ tras un análisis exhaustivo” consideró inexistente el agravio y destacó la importancia de garantizar el derecho de los ciudadanos a disentir, además de juzgar que “las expresiones de López Ramírez se realizaron en el contexto de un tema de interés general y representaban críticas severas al desempeño político de Huerta Araiza, sin que ello implicara una limitación a sus derechos políticos o una obstaculización para llegar al poder”.

Para cerrar con broche de oro su sentencia, el TEEC argumentó que “en el marco del debate político es fundamental ampliar el margen de tolerancia hacia la crítica, incluso cuando estas expresiones puedan resultar ofensivas o ingratas para algunos sectores. La libertad de expresión debe garantizarse no sólo para las ideas que son favorables, inofensivas o indiferentes, sino también para aquellas que ofenden o perturban. Aplicar criterios diferenciados a las mujeres en función de su género podría subestimar su capacidad para participar en contiendas electorales, lo que resultaría en un trato injustificado. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estableció que las expresiones dirigidas a funcionarios públicos, candidatos y personas involucradas en asuntos públicos están sujetas a un mayor umbral de tolerancia a la crítica”. Tengan pa’ que aprendan ollitas de Capula”, gritaría el por tres semanas más todavía presidente de la República.

EL ACABO

*El Tribunal Electoral de la Ciudad de México se voló la barda al anularle a la panista Alessandra Rojo de la Vega su victoria por la alcaldía Cuauhtémoc para dársela a la morenista Elda Catalina Monreal Pérez, dizque porque “ejerció actos de violencia simbólica y de invisibilización y familismo”, nomás por haber hecho comentarios sobre el nexo familiar entre Elda Catalina y su poderoso e influyente padre Ricardo Monreal Ávila cuyo empleado Armando Ambriz Hernández con su voto de calidad favoreció a la hija de aquel. Hay que esperar para ver en qué sentido resuelve el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la apelación que le hizo Rojo De La Vega.

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