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Socializando Datos Balvanero Balderrama García Esperanzar el 2024

balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

A mujeres y hombres de buena voluntad

Despedimos el 2023 y recibimos el 2024, con esperanza, como se estila en los parabienes: “¡feliz año nuevo!”.

Sin embargo, las inercias del año anterior y el anterior y anterior, nos siguen y establecen continuidades no deseadas, muchas de ellas. No es, como mucho se insinúa, un nuevo inicio, como si de borrón y cuenta nueva se tratara.

La violencia, a pesar de los buenos deseos, sigue presente en todas las latitudes, todos los días y sus noches; la cantaleta de los partidos políticos sigue resonando para todas y todos -aunque digan que se dirigen a tal o cual segmento de simpatizantes (real o ficticio)-; el flagelo de la pobreza alcanza al 40 por ciento de la población -redondeando sus diferentes dimensiones- (CONEVAL, INEGI); los derechos vulnerados, segmentos poblacionales exigiendo su cumplimiento, buscando amplificar el mensaje de todos los derechos para todas las personas.

El ser humano mirando al otro como presa, no como igual (homo hominis lupus est).

Pero, y aquí es interesante esta pausa, también hay una esperanza del verbo esperanzar -como se refieren a una reflexión atribuida al gran pedagogo Paulo Freire-, esa que implica acción, construir, participar, empujar, impulsar, convocar, hacer camino, forjar comunidad. No es una espera pasiva, bancaria, es una espera activa, que libera de ataduras.

Escribí el 3 de enero del año que recién concluyó: Entre la alegría y la tristeza, la esperanza y la zozobra, la emoción y el miedo, navegamos, avanzamos. Alegría por lo que tenemos, tristeza por lo que se pierde o se nos arrebata; esperanza por lo que pensamos será mejor y zozobra por las vicisitudes que se presentan; emoción por lo nuevos inicios y miedo al mismo ser humano.

Así pienso que seguimos, con esos sentimientos encontrados.

En este contexto, los buenos deseos se imponen. Deseo para ti lo que pienso para mi y las personas con quienes convivo cercanamente: paz, alegría, solidaridad, amor en abundancia, retos que nos permitan crecer, serenidad ante la adversidad y fortaleza para salir adelante, espacios tuyos que permitan la reflexión y muchos momentos de convivencia en común.

Esperanzar, creo, es un buen propósito. Esperancemos, entonces.

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