Todavía no sale la convocatoria para las elecciones del próximo dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) sección 6, pero ya se han podido ver a muchos interesados en entrarle a la competencia, la verdad es que en su mayoría respetables maestros de arraigo no sólo dentro del magisterio sino también dentro de la propia estructura sindical.
Está bien que haya variedad y pluralidad de propuestas pues de lo que se trata es de tener siempre opciones de donde elegir la que mejor convenga al gremio. El trabajo que ha hecho el actual dirigente, José Jaime Núñez, ha creado las condiciones de estabilidad necesarias para que en la nueva contienda sindical el gremio salga fortalecido en todos los sentidos, incluido el político, pues para que un sindicato pueda tener una vida saludable es necesario que su relación con sus propios agremiados y con las autoridades educativas y de gobierno sea siempre cordial sin ser claudicante.
Por eso, se equivocarán aquellos que crean que una condición sine qua non del próximo líder sindical debe ser, de entrada, la de tener una actitud incendiara en contra de las autoridades de educación y del propio gobierno para poder garantizar el respeto a los derechos del magisterio, más bien, por el contrario, se debe probar capacidad de diálogo para salir avante en los correspondientes acuerdos y, eso sí, firmeza en la priorización del bienestar de los agremiados por encima de cualquier otra autoridad o grupo de poder (fáctico o no).
Si bien han levantado la mano para liderar los destinos de este sindicato maestros como Betty Salazar, Miguel Hueso, David Neri, Christhyan Cosío y Francisco Espinosa, todos ellos con perfiles respetables, a mí particularmente me parece que la carta más fuerte que tendría el magisterio para darle continuidad a la estabilidad del SNTE 6 recaería en el maestro Carlos Hugo Carrillo Preciado, quien en esta coyuntura cuenta con una trayectoria sólida dentro del magisterio y, particularmente, de la vida sindical del propio SNTE 6, en donde actualmente se desempeña como secretario de Finanzas.
Además, Carrillo Preciado no es mal visto por las autoridades educativas y de gobierno y esto, como he dicho, garantizaría (sin entreguismos, obviamente) un tipo y nivel de diálogo que permita avanzar sin contratiempos en todas las urgencias de la agenda magisterial, en lugar de atrancarla en confrontaciones banales e innecesarias.
Esperemos, pues, que quienes apoyan las aspiraciones del maestro Carlos Hugo Carrillo cuiden mucho que el desgaste propio de este tipo de elecciones no vaya a descarrilar (incluso antes de que salga la convocatoria) un atractivo perfil para dirigir el SNTE 6, y que el propio maestro Carrillo Preciado vaya enfocando las baterías en reunir a la mejor planilla posible con la mejor propuesta posible a fin de responder cabalmente a las necesidades de un gremio al que se le debe seguir resarciendo (todavía recuerdo la frase #LaDignidadDelMagisterioCuenta) de los muchos atropellos que ha sufrido en los últimos años.