La semana pasada algunos alumnos de educación básica recibieron certificados avalados  por la Universidad de Cambridge que dan prueba de su dominio de la lengua inglesa. Estos alumnos, por lo general, son estudiantes de escuelas privadas ya que los de escuelas públicas enfrentan, además del costo de estas certificaciones,  la realidad de que no todas las escuelas públicas cuentan con maestros de inglés aunado a que las condiciones laborales  en las que estos docentes se desempeñan son demasiado hostiles, siempre en el hilo de la incertidumbre y bajo contratos que si bien son legales, no son ni justos ni proporcionales a todo lo que se les exige.

Analizando la convocatoria para reclutar docentes de inglés, misma que por cierto sigue abierta y cierra hasta el 31 de diciembre, es de notar el hecho de que en dicha convocatoria no se les llama maestro de inglés sino “Asesor Externo Especializado”, aunque ellos, como lo estipula la convocatoria: enseñarán inglés a educandos de tercer grado de preescolar a sexto grado de primaria y  brindarán orientación y acompañamiento académico, pedagógico y técnico a escuelas, madres y padres de familia o tutores y a autoridades educativas escolares respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje de la asignatura de inglés en escuelas públicas de educación básica beneficiadas por el Programa Nacional de Inglés. El nombre de “Asesor Externo Especializado” es pues la primera discriminación con la que se enfrentan desde el inicio del proceso.

“Los maestros PRONI” como los conocemos en el medio docente, tienen años siendo víctimas de este tipo de convocatorias, de este tipo de contratos, de este tipo de categorización y no ha habido gobierno que pueda resolverles su situación, siendo su función tan importante y más cuando queremos que nuestros niños y jóvenes lleguen a dominar el inglés como lengua extranjera  para que estén  en mejores condiciones de ser partícipes del mundo internacional educativo y laboral. 

Como decía anteriormente, no todas las escuelas de educación básica tienen acceso a que les envíen maestros de inglés o “Asesores externos especializados” como maliciosamente y por cuestiones jurídicas les llaman. Y pese a ser pocas las escuelas que tienen acceso a ellos, nadie les puede garantizar que contarán con maestro de inglés todo el año porque los contratos dependen del recurso nacional asignado a este programa y si este “no baja”  entonces de pronto se quedan sin trabajo, las familias de ellos sin sustento económico y los alumnos sin la continuidad de la “asignatura inglés” como bien la reconoce la convocatoria. 

Para ser maestro de inglés o “Asesor Externo Especializado” como mal les llaman,  la convocatoria estipula que  deben contar con estudios superiores en el área de educación preescolar, de educación primaria, de educación preescolar y primaria en medio indígena, docente de inglés, enseñanza del inglés, educación, pedagogía, psicología o carreras afines y tener experiencia mínima comprobable  de 1 año en enseñanza en educación básica, además de contar con su cédula o título profesional. También deben contar con su documento oficial vigente del CENNI o certificado de nivel de idioma que acredite el dominio del idioma inglés y deben tener disposición para prestar sus servicios en un centro educativo de cualquier municipio del Estado. Es decir, los aspirantes son profesionales preparados y certificados  que tienen incluso experiencia en la enseñanza y aun así no se les paga ni se les reconoce como docentes, tan no se les paga igual que a otros docentes que la misma convocatoria estipula que los seleccionados recibirán “un apoyo económico”.

La enseñanza del inglés debe ser primordial en todas nuestras escuelas de educación básica. Es tiempo ya de que los maestros que enseñan inglés dejen de ser  discriminados y tengan mejores certezas y condiciones laborales, empezando por ejemplo con convocatorias menos amañadas y con programas nacionales que lleguen a todas las escuelas.

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