Los intereses políticos personales a veces triunfan sobre los intereses políticos sociales y esto ha ocasionado siempre la migración de políticos de una fracción partidista a otra, lo que se ha conocido siempre vulgarmente como chapulineo.
No en todos los casos es así, pero difícilmente se puede creer de otra manera, pues hemos visto cientos y cientos de veces cómo los políticos brincan de un partido a otro con el argumento de que ese cambio les permitirá servir todavía con más ahínco a la sociedad que representan.
Hace unos días sucedió esto con el diputado Jesús Dueñas, quien decidió dejar su militancia priista de doce años para emigrar a las filas de Movimiento Ciudadano, según eso con el argumento de que este cambio le permitirá constituir una verdadera oposición en el congreso y una verdadera alternancia.
En un video de más de diez minutos que el ex diputado priista subió a su cuenta de facebook , el ahora integrante de las filas de Movimiento Ciudadano dio las razones de su separación y con ello, indirectamente, hizo una crítica un tanto férrea a su partido nativo, el PRI, al cual, en síntesis, tildó de no ser una verdadera oposición ni una verdadera alternancia en el Congreso.
Poco sabrá la población lo que representa Movimiento Ciudadano en el congreso, al que en realidad se le considera un brazo chico de Morena, de manera que emigrar de un partido por no ser verdadera oposición a otro considerado del mismo modo no es un argumento realmente infalible.
En todo caso, si se exploran las razones personales que pudieron haber movido esta decisión, entonces se podrá ver que el diputado Chuy Dueñas quizá sí vea mayores oportunidades políticas en Movimiento Ciudadano o bien para reelegirse en su distrito (el 7) o bien para competir para la presidencia municipal de Villa de Álvarez, donde Tey Gutiérrez seguramente buscará la reelección y él, por el PRI, no podría hacerlo.
Si es así, el diputado estaría en todo su derecho de hacer lo que mejor convenga a sus intereses, aunque estos no sean más los del sector social que lo votó, pero lo que no se puede hacer (aunque todos lo hagan) es distraer una decisión personal con el argumento de que se trata de una decisión movida por el interés social.
No son las ideologías, pues, las que están en juego, sino los meros intereses políticos personales las que mueven esas ideologías de acuerdo a la necesidad personal. Ya es tiempo de que los legisladores legislen sobre esto y, en aras de de proteger los intereses ciudadanos, se sancione a todos aquellos legisladores que, por motivos personales, brinquen de un partido a otro y de una a otra fracción política movidos sólo por sus propias aspiraciones políticas.