Tiene razón la priista de viejo cuño senadora de la República Beatriz Paredes Rangel, cuando sentencia que “en Colima existen todas las condiciones para tener un importante desarrollo, la infraestructura, la condición geográfica privilegiada y el puerto, pero la violencia no permite que la entidad sea un paraíso; también, al afirmar que “
en México (Colima incluido) hace falta hablar con la verdad para enfrentar los problemas que tiene el país, por ejemplo, el incremento de los índices de violencia”.

Hablar con la verdad también es ponerle nombres y apellidos a quienes desde los gobiernos priistas estatales propiciaron con sus excesos y abusos de poder , el imperio de la corrupción que ha derivado en la grave violencia imperante en el estado que ya rebasó por mucho la capacidad de respuesta  del gobierno 4trero bicéfalo que tanto prometió y mucho ha decepcionado: el de los señores Vizcaíno que sigue anclado en el lugar número 31 de 32 del ranking mensual de aprobación del desempeño de los gobernadores del país que publica puntualmente Consulta Mitoufsky.

El mítico paraíso colimeño empezó a perderse hace seis sexenios, como el resto del país, pero sus problemas actuales, como prescribe Paredes Rangel, “deben enfrentarse con realismo y no con otros datos; hay que construir instituciones y no destruirlas, pues hemos vivido un proceso de desmantelamiento del sector salud y debilitamiento de la educación pública”. Tampoco, se vale seguir culpando de todos los males de Micaela al pasado que se reedita,  corregido y aumentado, en los gobierno de la 4T que se dijeron diferentes.


Para Doña Beatriz, es lamentable que “a pesar de todas sus ventajas y bondades, la entidad no tenga altos niveles de desarrollo debido a la violencia”, pero también a que  quienes han gobernado la entidad sólo privilegiaron el desarrollo urbano para su beneficio grupal, los grandes negocios inmobiliarios, el encarecimiento del suelo que hace prohibitivo que nuevas empresas se establezcan el estado y el acceso a viviendas dignas para la gente  a precios accesibles.

 
Como sin querer queriendo, la ex gobernadora de Zacatecas le dio buen llegue a la morena del paraíso perdido de  Colima, Indira Vizcaíno Silva, al reconocer que la incapacidad para gobernar no tiene que ver con el género, “algunas lo hacen bien y otras mal; hay que recordar que Griselda Álvarez lo hizo muy bien, entró con más problemas que los actuales, pero su actitud seria y mesurada prestigió a las mujeres en el gobierno”. ¡Sopas perica¡

La presencia de la senadora Beatriz Paredes Rangel en el  paraíso perdido de Colima fue en el marco del  Informe de Actividades de la diputada local priista Hilda Lizette Moreno Ceballos, para quien “la política es para construir y no para destruir, es para sumar y no para dividir, conciliar,  buscar de que manera el trabajo en conjunto. Se viven tiempos difíciles donde muchas personas en Colima y en el país y en el mundo han perdido empleos, lamentablemente muchos hasta la vida, es una pandemia que aún no termina de irse. La educación se ha deteriorado y ha provocado una grave deserción y una baja en su calidad”.

Como México todavía no es Dinamarca, desde la óptica de la diputada Moreno Ceballos, “las familias han tenido que destinar una mayor parte de sus ingresos, a costear sus servicios de salud y sus medicamentos. La inseguridad además de crecer de manera alarmante, se ha hecho cada vez más violenta. La incertidumbre en el ingreso de los salarios agrega una preocupación más a las personas y la polarización política mantiene dividida a la sociedad.”

EL ACABO

*Cierto es que, como opina Hilda Lizette, su invitada especial Beatriz Paredes Rangel es “una mujer que desde la política ha construido acuerdos, legislación y políticas públicas en beneficio de las mayorías. Una mujer que desde muy joven sintió el compromiso de luchar por el combate a la desigualdad, de trabajar a favor de los marginados de Tlaxcala, de abanderar las causas de los campesinos mexicanos y ser un ejemplo nacional de lo que debe ser el comportamiento político de un integrante del poder legislativo”, pero sus aspiraciones presidenciales son sueño guajiro, la edad y sus achaques se le vinieron  encima “sin carnaval ni comparsa”.