Según encuesta levantada entre el 18 y el 23 de agosto pasados por Buendía& Márquez, al cierre de su cuarto año de gobierno, el presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador, mantiene su popularidad en alrededor del 60% , así el 72% de la población opine al mismo tiempo que la inseguridad ha empeorado en los últimos doce meses, que el combate a la corrupción se ha deteriorado en un 65% y que el 60% de los mexicanos crea que la economía nacional sigue en crisis.

Benignos a más no poder, el 66% de los mexicanos lo considera honesto; 61% ve que representa un cambio; 68%, que tiene un estilo de vida sencillo; 62%, que gobierna para todos los mexicanos; 60%, que cumple las leyes, aun cuando le puedan parecer injustas; 65% piensa que AMLO es tolerante; el 46% considera que dice la verdad y nada más que la verdad; y el 52% cree que reconoce sus errores. Así es el amor ciego que le profesan. Todo lo anterior según resultados de la Consultaría SPIN que dirige Luis Estrada.

La peor tasa de crecimiento económico de las últimas décadas, cifras terroríficas en homicidios dolosos, desapariciones, secuestros y extorsiones; y muy bajas en los rubros de combarte a la pobreza e insuficientes avances en la calidad y cobertura de los servicios de educación y salud, no le han quitado ni una pluma al gallo de la 4 que sigue tan popular entre la tropa como La Adelita de la Revolución.

Hace seis años, el expresidente priista Enrique Peña Nieto iniciaba su quinto año de gobierno con una aprobación ciudadana de apenas el 24 por ciento, muy lejos de las altas cifras que disfrutó de sus primeros dos años de un sexenio en el que terminó solo, triste y abandonado, pero con una riqueza explicable de miles de millones de pesos para aliviar su rechazo social.

Hace doce, hacía lo propio el panista Felipe Calderón Hinojosa con un porcentaje de aprobación ligeramente superior al 50%, diez puntos porcentuales menos de los que registra AMLO a dos años de que concluya su mandato el día último de septiembre de 2024. Hasta ahora, todo se le ha resbalado a López Obrador, pero nada es para siempre, hasta el amor acaba, incluido el de sus huestes morenistas que andan ya muy alborotadas por sus desatadas ambiciones de conquistar las posiciones de poder a disputarse en los comicios de 2024, de Presidencia de la República pa’bajo y pa’ los lados.

En los dos últimos años del sexenio 4trero acortado en dos meses, los mexicanos seguirán sufriendo todos los males de Micaela habidos y por haber, incluidas las letanías presidenciales mañaneras en las que AMLO culpa a los gobiernos prianistas anteriores, a los neoliberales conservadores hijos de Salinas, nietos de Porfirio Díaz y bisnietos de Maximiliano de Habsburgo, del incumplimiento de sus promesas de un sistema de salud escandinavo, educativo semejante al de Finlandia, económico tipo Singapur y de seguridad como el de Nueva Zelanda.

El cierre del gobierno de la transformación de cuarta pinta como José Luís Cuevas, de la chingada, pues el tiempo y la energía del presidente estarán mayormente enfocados a hilvanar un segundo sexenio 4trero porque seis años son nada ante los setenta y tantos años que gobernó el PRI y los doce del PAN.

Esta será la prioridad presidencial. En tanto, “¡Larga vida al Ejército y a las Fuerzas Armadas Sirviendo a la patria en labores de paz¡ la paz de los sepulcros, habría que precisar.

EL ACABO

*“La refinería en Dos Bocas, Tabasco, costará 8 mil millones de dólares y el Gobierno hasta podrá ahorrar parte de ese presupuesto”, aseguró loco de contento el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador el día 14 de mayo de 2019.

*La cruda realidad es que el costo de ese proyecto 4trero ronda ya los veinte millones de pesos, pero podría ser el doble si los honestos y eficientes militares no estuvieran a cargo del mismo. ¿O no?

*Pronto la militarización del país será total e irreversible. Al tiempo.

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