Escuchar o leer cada una de las historias de cada uno de los pacientes con cáncer de nuestra entidad que no reciben su tratamiento por falta de los medicamentos pertinentes es algo devastador, pero escucharlas o leerlas todas juntas en una sola historia bien podrían poner realmente en jaque a cualquier gobierno y sistema de salud.
Desde hace meses he venido viendo en las redes sociales estas historias, leído los comentarios que se hacen a ellas y la recepción que tienen entre los usuarios, tal como la que posteó no hace mucho la tecomense Perla R Villa, cuya historia alcanzó incluso resonancia nacional, una historia en la cual hace una denuncia pública sobre la carencia de medicamentos paras las quimioterapias y las radioterapias pues en el Centro Estatal de Cancerología no funciona el acelerador lineal, cosa que ya reconoció la propia gobernadora Indira Vizcaino.
La propia Perla R Villa ha hecho una crónica de los avatares por los que ha pasado para poder recibir sus quimioterapias en tiempo y las quejas que ha tenido que interponer (formales y públicas) para que esto que le está pasando a ella y que le está sucediendo a muchos colimenses con cáncer no siga poniendo en riesgo sus vidas.
La crisis de salud, pues, en este rubro es tal que será muy importante que la mandataria estatal ponga atención en ella para que no se le vaya a convertir, nuevamente, en una crisis gubernamental, pues los sectores afectados por esta causa se han volcado en atender una parte muy sensible de nuestra sociedad: los enfermos con cáncer.
La percepción negativa que esto está generando en el gobierno estatal puede recrudecerse si no se atiende la problemática de manera inmediata. Si bien es cierto que la gobernadora se comprometió a atender a estos pacientes fuera de Colima de ser el caso, también es cierto que resultaría impráctico para la mayoría de los enfermos con cáncer este tipo de movilidad y los riesgos que esto implica para su salud y la estabilidad de su familia.
Comprendamos que un paciente con cáncer no está viviendo en las condiciones ni físicas ni muchos menos emocionales que una persona normal, en realidad se está debatiendo en muchos casos entre la vida y la muerte, de manera que si además no le damos la certeza de su tratamiento, pues estamos poniendo su vida y tranquilidad en riesgo, y a nadie se le desea eso.
Los pacientes con cáncer viven con la incertidumbre de no saber si van a tener o no su próximo tratamiento, con los riesgos que esto implica, y algunos a ven obligados a acudir al sector privado (muy costoso) para podérselos hacer en tiempo, y por ello la resolución de esta problemática es de extrema urgencia.
Son vidas humanas en peligro, muchas, incluidos niños, y la instrucción que se mande desde el Ejecutivo tiene que ser tan contundente que la propia situación se regularice sin más dilaciones. Ojalá que las acciones y la sensibilidad se unan para que este clamor de muchos pacientes con cáncer sea escuchado y que el cobro de vidas sea por cualquier otra falta pero no por la carencia de los medicamentos adecuados para salvarlas.