No sabemos a ciencia cierta hasta qué punto los sindicatos son necesarios en la actualidad si lo que hemos visto en los últimos lustros son atropellos a la clase trabajadora y acuerdos cupulares con los dirigentes sindicales, de cualquier tipo, en detrimento de la propia clase trabajadora. Sin embargo, no cabe duda que la organización de los trabajadores en gremios los hace más fuertes que si actuaran de forma individual.
No son pocas las conquistas que ha ganado la clase trabajadora colimense a través de sus sindicatos y sus líderes sindicales (tanto a nivel estatal como municipal), pero obviamente también han sido muchos los descalabros sufridos, especialmente desde que se fue recrudeciendo la crisis económica de nuestra entidad en los últimos tres sexenios, alcanzando su clímax en la administración del ex gobernador Nacho Peralta, dada también en el contexto del cambio de régimen presidencial.
El próximo 10 de agosto habrá elecciones en el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (la cual se dará mediante voto libre, directo y secreto) y se tiene contemplada la participación de los más de tres mil quinientos trabajadores con que cuenta la plantilla.
El líder actual, Martín Flores, ha hecho público su interés de reelegirse, lo cual está en su legítimo derecho, pero ha causado nubarrones el hecho de que en sus declaraciones haya denunciado una guerra sucia en su contra por parte de Arnoldo Vizcaíno, padre de la gobernadora Indira Vizcaíno. Sea esto cierto o no, lo que parece innegable es que Martín Flores llegó a la dirigencia sindical a contracorriente del gobierno de Nacho Peralta y desde ahí estuvo muy activo en la defensa de los derechos de los trabajadores, en ese momento realmente padeciendo una ola de atropellos especialmente en su salario.
Con la llegada de la gobernadora Indira Vizcaíno, el activismo sindical de Martín Flores amainó al parecer en virtud de que empezaron a cumplirse los compromisos con la clase trabajadora (y a llegar los pagos salariales más en tiempo y forma), pero tal parece que ahora que vuelven sus aspiraciones a erigirse en búsqueda de la reelección, su activismo se ha sobrepuesto en virtud de que tal parece de que no se sabe el candidato del régimen indirista.
Como no sabemos los acuerdos a los que se vayan a llegar entre el sindicalista Martín Flores y la gobernadora Indira Vizcaíno, para bien de un lado o del otro, sobre todo porque sigue atorado el tema del aumento salarial hasta que no pase la elección, lo único que queda por decir es que lo más sano es que exista siempre un sindicato lo más independiente posible del poder de Estado, y que este actúe legítimamente en favor y defensa de la clase trabajadora.
Si Martín Flores, cuya gestión actual ha enfatizado el papel de la transparencia en las finanzas del sindicato, logra convencer a la clase trabajadora que representa que esta será su función ante el actual gobierno (a quien acaba por cierto de reclamarle enérgicamente lo del aumento salarial), nadie vería con malos ojos su reelección, incluso hasta sus aspiraciones se legitimarían todavía con más fuerza. Pero si no es así, poco podría hacer no sólo para alzarse con la reelección sino incluso para recuperar todo lo que la clase trabajadora ha perdido en los últimos años.