Ante el desinterés de los gobiernos 4T en  hacerle frente con todos los recursos del Estado, incluida la Ley, a la delincuencia organizada, pareciera que a los mexicanos, colimenses incluidos, ya sólo les queda orar y arrepentirse de sus pecados para, cuando les toque, Dios los coja en gracia y los acoja en su seno, pero tienen la opción de exigirle, protestarle, al presidente López Obrador porque su política “abrazos” no ha logrado ablandarles sus duros corazones a los violentos criminales. El asesinato a mansalva de los ancianos sacerdotes jesuitas  Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, en el tempo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, el lunes 20 de junio de 2022, fue la gota que derramó el cáliz de la paciencia, la calma y el sosiego, del pueblo católico mexicano liderado por sus obispos.

 “Hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades: es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Es tiempo de escuchar a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación. En síntesis, revisar la estrategia de seguridad, escuchar a los diversos actores involucrados y no quedarse sólo en culpar al pasado”, claman y reclaman, exigen,  los líderes religiosos convencidos de que la estrategia de “abrazos[CM1]  no balazos” ha servido para una pura y siete con sal.

Da en el blanco el Secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro C. al reclamar que “es responsabilidad de quien gobierna procurar la justicia, favorecer la paz y la concordia en la convivencia social”; también los rectores de las universidades jesuitas del país al advertir que en México se vive un “Estado fallido y una crisis de seguridad”,  llamando a la ciudadanía a generar presión para exigirle al César, Andrés Manuel López Obrador, un alto a la violencia.

Para la Comunidad Jesuita de México, “una exigencia muy normal, muy educada, es que se apliquen las leyes. Punto. Por supuesto que nosotros no vamos a decir que, porque mataron, mátenlos. Es absurdo. Simplemente decimos ‘aplíquese la ley’ y el que la ha violentado que se le juzgue conforme a Derecho, pero no dejar en el olvido tantas barbaridades que han pasado últimamente en el país”. Más claro y preciso no puede expresarse.

Está bien orar a Dios por  los asesinatos, desapariciones y la barbarie de violencia imperante en el país, como propone la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús , pero al mismo tiempo hay que reclamarle al César López Obrador su complacencia con los asesinos, secuestradores, chantajistas, extorsionadores, traficantes de personas, aunque también sean seres humanos como sus víctimas abandonadas por él a su mala suerte. 

Además de pedir orar juntos por la justicia y la reconciliación para la paz, por los activistas sociales y las personas que han sufrido muerte violenta, las que se encuentran excluidas o en situación de vulnerabilidad,  y “estar unidos en este momento en que la indignación de nuestro pueblo, ante la barbarie de la violencia, nos están abriendo una puerta para la paz”, el Episcopado Mexicano le apuesta al diálogo social para construir un camino de justicia y reconciliación que lleve a la paz. “Queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz. Estamos delante de un problema complejo que necesita de todos para atenderlo desde la raíz”, expresaron.

EL ACABO

*“Hoy queremos pedir por nuestro país que está llegando a un punto insostenible. Las cosas deben cambiar, los ciudadanos debemos cambiar y también pedimos con respeto siempre a quien está cuidando de nosotros, sepa contener la violencia y contener a aquellos que abusan del poder fáctico que tienen”: Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

*La Conferencia del Episcopado Mexicano se adelantó a la petición que le hizo Andrés Manuel López Obrador de incluir en la jornada de oración por la paz, a los victimarios que tanto ama, pues en el punto número tres de su convocatoria pude leerse que “como signo profético de nuestra Iglesia, las eucaristías del 31 de julio pedimos por los victimarios. Oremos por sus vidas y la conversión de sus corazones. Tendamos la mano para recibirlos con el corazón arrepentido en la casa de Dios”.