En perfecta sincronía, los gobernadores de Michoacán, Luis Enrique Granados Bedolla; y de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez; y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, lanzaron hacia el país y el mundo sendos mensajes de claudicación ante el empuje de la cada día más violenta delincuencia organizada. “Hemos dejado atrás la idea de continuar una guerra que durante décadas no ha sido más que agravar la situación de violencia; hoy nos encaminamos en una visión ampliada de la seguridad ciudadana, porque estamos trabajando para atender las causas, como son la pobreza, la marginación; vamos a trabajar con los medios posibles para alcanzar la paz”, sentenció el primero de los nombrados.
“No es nuestra responsabilidad que sigan los crímenes en contra de periodistas en el estado porque nosotros estamos dejando en claro que vamos a ir contra los culpables, sea quien sea, caiga quien caiga, eso es lo importante, estamos dando resultados. Se quiere usar ese argumento para decir entonces el Estado es el culpable, pero no, nosotros no somos los culpables, pero sí vamos tras los culpables”, alega en actitud defensiva el morenista gobernador jarocho en vano intento de soslayar su obligación de prevenir el delito con todos los medios al alcance del incompetente gobierno que encabeza.
“Tanto la Secretaría de la Defensa, como la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional, tienen formación para evitar los enfrentamientos y que se use más la inteligencia que la fuerza. Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos. Esta es una política distinta, completamente distinta, por eso lo de ayer, que muchos celebraban de que era el mundo al revés, pues para mí fue una actitud responsable”, justifico López Obrador la corretiza que forajidos del Cártel Jalisco Nueva Generación les pegaron recientemente en Nueva Italia Michoacán a soldados del Ejército Mexicano, sabedores de que estos tienen prohibido responder las agresiones del crimen organizado.
“Antes era distinto, eran constantes los enfrentamientos y perdían la vida los integrantes de bandas de delincuentes, también ciudadanos inocentes y soldados y marinos, y no le importaba a los de arriba, porque es muy fácil decir: ‘Hago valer la autoridad, no me va a temblar la mano’, todo eso que hacían, cuando estaba de por medio la vida de otros. Nosotros cambiamos y tanto la Secretaría de la Defensa, como la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional, tienen formación para evitar los enfrentamientos y que se use más la inteligencia que la fuerza”, argumenta con vehemencia López Obrador, pero pasa por alto que la disminución de caídos por enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los malandrines contrasta con el crecimiento exponencial de homicidios dolosos que rebasó ya los 120 mil 463 registrados en todo el sexenio calderonista, amén de miles de secuestros, extorsiones y desapariciones forzadas,
Por supuesto que, como afirma el presidente, los criminales son seres humanos, pero no debe protegerlos dejando descobijados a los ciudadanos que también lo son, aunque no los cuide como sí lo hace tratándose de violadores, secuestradores, extorsionadores y asesinos. La confesión presidencial viene a confirmar el cariz narco militar de su gobierno.
Se dice que…
*La tropa, disciplinada hasta la ignominia, estoica, resiste el embate y los atropellos de las bandas delincuenciales, la denigración y la humillación, mientras sus jefes de alto rango se enriquecen a manos llenas gracias a su entrega incondicional al líder moral de la 4T.
*Aunque la capacidad de respuesta de las Fuerzas Armadas es muy superior a la que tienen las bandas delincuenciales, en los hechos, sirve para maldita la cosa porque la orden presidencial es aguantar vara, callar, obedecer y agacharse hasta que vean hacia atrás sin voltearse.
*De los mensajes emitidos por el presidente y sus gobernadores, la de Colima incluida, se desprende la cruda verdad de que el pueblo bueno y sabio abandonado está a su mala suerte, sin que ni el Chapulín Colorado puede acudir en su auxilio.
*“¿En qué cabeza cabe que la violencia se enfrenta con la violencia? El mal no se puede enfrentar con el mal, el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien y la paz es fruto de la justicia y esa es la nueva estrategia: atender los problemas, las causas, que la gente viva feliz”: AMLO, el gran hermano, con amor.