En tiempos de Don José de la Cruz Porfirio Díaz MorI, todos los gobernadores de los estados de la República eran sus compadres. Cuando se quejaban ante él de las penurias financieras que los tenían sin capacidad de respuesta a las demandas ciudadanas, tal y como ahora sucede en Colima con la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, les respondía ¡Haz obra, compadre¡ Tan atinada frase devino con el tiempo en la de “¡Haz obra, que algo sobra¡ ,dando vía libre a los consabidos moches, entres, comisiones o retornos, que la han encarecido y perjudicado su calidad.

Por el gran efecto multiplicador que la industria de la construcción tiene en casi todos los rubros económicos y sociales habidos y por haber, promoverla de manera sustentable debe ser política de todo gobierno de verdad comprometido con el aliento a la inversión productiva y a la creación de empleos e ingresos para todos los participantes en la industria: empresarios, trabajadores, proveedores y Gobierno.

El anuncio hecho en su reciente vista a Colima por el presidente Andrés Manuel López Obrador, de una inversión de 200 millones de pesos para “reforzar, reparar y mejorar” las que calificó de “condiciones inhumanas y además de inseguridad” del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Colima que fue construido hace más de 40 años, es a todas luces positivo, pero ha llegado ya el momento de pensar y hacer en grande para aterrizar el proyecto de la construcción de un nuevo centro penitenciario moderno, con todas las de la ley, como Dios Manda y los especialistas en el tema proponen.

Por más que “refuercen, reparen y mejoren” el viejo CERESO, éste no dará para más. Su reubicación hacia terrenos de suficiente superficie y accesibilidad, liberaría el espacio que necesita la ampliación del recinto ferial de la ciudad de Colima para convertirlo en un Centro de Convenciones a lo grande, como los que hay en las ciudades desarrolladas: con hoteles, auditorios, salas, estacionamientos, áreas verdes, servicios, etc., etc., y etc. El Gobierno del estado debe tener reservas territoriales para el nuevo CERESO. Si no, puede comprarles a cien mil pesos la hectárea a los vivales ex funcionarios estatales que compraron decenas y centenas de ellas a cincuenta mil pesos cada una.

Al menos se puede empezar dándole forma y contenido a los proyectos ejecutivos tanto del nuevo CERESO como del Centro de Convenciones que albergaría el recinto ferial apliado. Como los gobiernos de la 4T son diferentes a los conservadores, porfiristas, neoliberales y corruptos prianistas, el que encabeza Indira Vizcaíno Silva no permitiría actos de robo y rapiña asociados a las que serían las primeras dos grandes obras de su administración sexenal. Con la garantía de su honestidad a toda prueba por delante, de seguro que habría inversionistas de la iniciativa privada puestos y dispuestos a participar en los dos proyectos mencionados, gente confiable, no los traficantes de influencia de siempre, capitalistas de saliva, que todo lo encarecen y echan a perder, como ha sucedido en los últimos años.
Hacer obra pública para que la administración estatal despegue y la economía de “nuestra Colima” detone luego de la atonía que ha sufrido por la inseguridad, la pandemia y otros males. De paso, algo sobrará. ¿O no?

EL ACABO

*La integración de los terrenos de la Feria De Todos Los Santos, del CERESO y del Parque el Rodeo, en un sólo conjunto espacial, debe privilegiarse sobre las ambiciones de los mismos traficantes de terrenos urbanos y urbanizables de siempre. ¿O no? Las Cámaras Empresariales como Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Colima, Mexicana de la Construcción, Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, y los colegios de arquitectos, ingenieros, abogados, por ejemplo, podrían promover los grandes proyectos que se mencionan.

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