Guardadas las debidas proporciones, pero al igual que el presidente republicano Richard M. Nixon tuvo a sus hombres que le hacían el trabajo sucio, lo cual en su oportunidad fue desvelado por entregas a través del diario Washington Post por los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein (episodio recreado en el filme de Alan J. Pakula en el año de 1976), el gobernador de facto de Colima, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, también tiene a los suyos, según el reparto de cargos que hizo junto con su hija, la Gobernadora Altozano.
Así, el acuerdo fue que Indira Vizcaíno nombrara a sus amigas como secretarias del chiquigabinete de 50 pesos, pero en los mandos medios e inferiores metió mano el ambicioso vetusto. Sin embargo, por lo que se refiere a la treintena de las delegaciones federales que existen en Colima, el reparto lo hará el Félix Salgado Macedonio colimote, quien hasta los puso a prueba para medir su lealtad con el desplegado de abajofirmantes que se encabezó así: “Gobernadora, no estás sola”. Como suele suceder, en este caso también hay interés personal de la Indi, lo que no descarta un choque por diferencias de criterio.
Los que firmaron el desplegado de marras están llamados a ocupar las vacantes que, en breve, estarán disponibles para los felices afortunados. No es seguro que todos los 17 abajofirmantes sean merecedores de un jugoso hueso (la mayoría de esos personajes se encuentran desempleados y, por tanto, con hambre de dinero y poder), pero al menos a la mayoría de los cartuchos quemados –políticamente— les tocará el gordo de la suerte en puestos en los que podrán hacerse los grandes negocios; ante todo, en lo que se relaciona con la actividad agropecuaria del nuevo rico Arnoldo Vizcaíno. De hecho, un vocero no oficial del indirato dio fe pública que varios de los que van a estrenar chamba próximamente son “leales al proyecto de Indira Vizcaíno y con acreditada experiencia en el servicio público”, de tal suerte que a personajes de la talla de Eloyito García Alcaraz, Hugo Vázquez Montes, Francisco Hueso Alcaraz, Miguel Salazar Abaroa, Rafael Briceño Alcaraz y Adalberto Carvajal Berber, entre otros, dentro de poco tiempo los veremos despachando en delegaciones como la de Semarnat, Sagarpa, Sedatu, Bienestar, el Centro SCT, poniendo muy en alto (ajá) al Gobierno Federal cuatrotero en Colima.
Las delegaciones federales (como se les han conocido siempre) siguen siendo un cargo atractivo, con todo y que amlo las devaluó al quitarles categoría al resultar uncidas a una sola figura de súper delegado, que en realidad sólo ha servido para el manejo clientelar de los programas sociales –programas insignia— que tanto le interesan al macuspano; tan es así, que por esa razón se detuvo el nombramiento que ya estaba autorizado en el Centro SCT-Colima, donde llegaría una funcionaria procedente del estado de Yucatán, pues ese cargo ya lo tiene reservado Arnoldo Vizcaíno para Eloyito García Alcaraz.
El hecho de que se cumpla o no con el perfil para ocupar determinado cargo a los cuatroteros de nuevo cuño les vale madre. Al Centro SCT tendría que ir un ingeniero o un arquitecto, pero el 90 por ciento de lealtad ciega y el 10 por ciento de capacidad son más que suficientes para que Eloyito García aterrice en ese puesto federal por disposición expresa del Salgado Macedonio colimote.
Y con similar criterio se repartirá el resto del pastel entre todos los hombres del gobernador de facto de Colima, aunque hay que hacer notar algunos detalles que, por nimios, merecen ser analizados. Bajo la sentencia bíblica de que todos los abajofirmantes serán los llamados, pero pocos los escogidos, dos de los que supuestamente tienen amarrado el cargo en una delegación federal son el exregidor Rafael Briceño y el periodista Adalberto Carvajal, que pretenden cargos en los que el vejete oriundo del municipio de Cuauhtémoc ya tiene otros planes.
Es más: ninguno de los dos mencionados firmaron el desplegado de apoyo a Indira Vizcaíno, pues negociaron directamente con Indi, por lo que aquí podrían sobrevenir las diferencias de intereses. Nada que no se pueda arreglar, por cierto, en una sentada con un pomo enfrente y una dama a un lado (bueno, dependiendo de los gustos). Al final, lo que cuenta es que todos los hombres del gobernador de facto de Colima trabajarán por el bien de los colimenses, con orden y armonía, en la paz y el progreso que reina aquí, dispuestos a dejar parte del corazón en cada uno de los proyectos emprendidos… y bla, bla, bla. ¡No te acabes, Arnoldo!