*Las explosiones de 1992 son uno de los eventos más trágicos registrados en la era moderna de Guadalajara

Por Mariana A. Sánchez

20 de abril 2025 a las 11:53 hrs.

Es la mañana del miércoles 22 de abril de 1992 y los tapatíos que transitan las calles del sector Reforma lo hacen de forma habitual para cumplir con sus actividades del día. Algunos vienen desde otras colonias a trabajar en las importantes calles de la zona conocidas por su variedad de comercios, los cuales van desde la venta de refacciones automotrices hasta ferreterías, tlapalerías y llanteras próximas a grandes avenidas como la Calzada Independencia, Jesús González Gallo y la avenida Revolución. Otros sólo van de paso en el transporte público, y algunos más, posiblemente la mayoría, son lugartenientes.

Desde días anteriores el fuerte olor a gasolina proveniente de las cloacas de vialidades altamente transitadas como Gante, Río Nilo y la Calzada del Ejército no deja dormir a los vecinos, quienes comienzan a sospechar que algo no está bien en el subsuelo de colonias como Analco, Olímpica y Atlas. Las alcantarillas parecen expedir humo, y el agua que brota de los grifos de los hogares se siente más espesa y deja un profundo olor al hidrocarburo en cualquier objeto que es enjuagado con este.

Los reportes hechos a las autoridades para atender esta situación han sido medianamente escuchados, y eventualmente los bomberos han acudido a los puntos con más quejas para supervisar que todo se encuentra en orden, pero sólo se han limitado a abrir algunas alcantarillas y suministrar agua a presión para dispersar la concentración del combustible. Sin más inconvenientes, han pedido a los vecinos de las referidas colonias no alertarse, pues no había nada de que preocuparse.

“Yo tenía a mi hija en el taekwondo en [la calle] 5 de febrero, entonces, cuando la recogí, pasé por una calle que se llama Río Poo, y estaban ahí unos [elementos] de Protección Civil y Bomberos, y les pregunté que qué pasaba, y me dijeron: ‘algún desocupado tiró thinner en el drenaje, y estamos echando agua’”, recuerda la señora Irma García, quien por entonces, y ahora, es vecina de la colonia Olímpica de Guadalajara.

A más de tres décadas de la mañana que lo cambió todo

Eran las escasas de 10 de la mañana del miércoles 22 de abril cuando Irma, quien vivía sobre la calle Río Nazas, se encontraba planeando lo que desayunaría con sus hijas, cuando de repente sintieron como si la tierra bajo sus pies se hubiera absorbido por unos breves instantes:

“Eran vacaciones, y me acuerdo que mis hijas y yo nos levantamos tarde y apenas estaba viendo qué iba a darles yo de desayunar y de repente sentimos como si se chupara la tierra, y luego el estruendo. Afortunadamente no habíamos salido ni mi hermana mayor ni yo a la tienda, sino nos hubiera tocado ahí”, recuerda. “En Boulevard y Río Bravo es en donde llegó la explosión”,agrega, haciendo referencia a una de las 10 explosiones que despertaron a la ciudad.

Tras enterarse de que a escasos metros de su casa había estallado una de las calles que tanto ella como sus hijas solían recorrer, recuerda que se apresuró a vestirse y salió de su domicilio con ellas de la mano. Los vecinos comenzaban a ser enviados y reunirse a lo que en su momento fue el estadio de Los Charros ubicado entre la avenida Revolución y la Calzada Olímpica.

“Era terrible, todo lo que es ahí Río Bravo, Gante. Yo me acuerdo que ahí en la calle de Gante había una vecindad, y me acuerdo que en vacaciones los niños salían ahí a jugar desde las 10 de la mañana. Pues todo eso desapareció. Eso fue muy difícil, la verdad. Mucha gente conocida, los señores de la tienda y así que desaparecieron. Ya no supe yo qué pasó con ellos”, explicó.

*Con información de PubliMetro.