Así como en su oportunidad el presidente Enrique Peña Nieto sacó del atolladero en el que estaba metida Rosario Robles Berlanga, su doblemente secretaria (en la Sedesol y en la Sedatu) con la reconfortante frase: “No te preocupes, Rosario”, así ahora se repite la historia con el vejete de Palacio Nacional con prácticamente la misma frase sanadora que soltó al oído de la #GobernadoraAltozano, luego de ser testigo del profundo rechazo de la mayoría de los colimenses en la gira del vejete los días sábado y domingo por Colima: “No te preocupes, Indira”.
No fueron esas sus palabras exactas, pero casi. Al ver las muestras de “cariño” de colimenses agraviados por Indira Vizcaíno Silva por la violencia cada vez más cruel que se ha generado a lo largo y ancho de la pequeña geografía del estado, sin que ella mueva uno solo de sus varios dedos para atacar el problema de raíz; con una crisis económica y financiera que va a la alza, pues los únicos aumentos salariales de escándalo son para el chiquigabinete de vacilada, así como una política de salud, de educación y de cultura que vale pura madre, en su reciente gira de trabajo por tierras colimotas, durante el último fin de semana, el cínico amlo salió en su rescate: “Quiero que quede bien claro aquí en Manzanillo, para que no se confundan los caciques políticos de Colima, un mensaje muy claro: le tenemos toda la confianza, absoluta confianza, a la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno”.
Ante el cálido apapacho paternal de amlo hacia la inútil gobernadora de Colima, el viejo padre de Indira reaccionó con este tuit que es de antología: “Agradezco todo su respaldo presidente y amigo Andrés Manuel López Obrador, fue un honor poder saludarte, estoy seguro que disfrutarás muchísimo las exquisitas pitahayas”. Y ¿con esta pinchísima redacción se dice escritor el viejo cacique arrocero del pueblo de Buenavista? Pero lo de menos sería su pobre prosa mazorquera, sino el contexto en el que se redacta el mensaje: ese en el que se asume como parte de un gobierno fallido en el que, teóricamente, no tiene ningún cargo oficial. En los hechos, sin embargo, Arnoldo Vizcaíno Rodriguez responde como si, en efecto, él fuera el gobernador de facto de Colima, con un manejo del gobierno estatal a cuatro manos. O ¿por qué tiene que agradecer algo que es a su hija a la que le toca hacerlo? El cinismo de los Vizcaíno no tiene límites.
Así, cuando escribe que agradece –en lo personal— al presidente por “todo su respaldo”, Arnoldo Vizcaíno simplemente da por sentado que el espaldarazo no es sólo para su hijita (que más bien es una jijita), sino para él mismo, en el entendido de que ambos tienen patente de corso para seguir haciendo lo que se les pegue la gana en la entidad. Y es que el viejo cáscara no ostenta ningún cargo en la actual administración, pero habla como si tuviera una responsabilidad oficial en el Gobierno de Colima. Al espaldarazo de amlo a los Vizcaíno (que más bien son Vizcochino) se le ha dado vuelo en los medios controlados por el vocerdo del indirato, Miguel Ángel Vargas Vaca, haciendo creer que la impunidad de la que gozan ahora será eterna.
No se olviden que esa a la que Peña Nieto le dijo: “No te preocupes, Rosario”, se encuentra injustamente refundida en la cárcel por indicaciones del obradorato. De manera que, si eso ocurre con una presunta inocente, algo peor le espera a otra que sí ha actuado de manera omisa durante toda su trayectoria política de cerca de tres lustros. Los Vizcaíno (los Vizcochino) le apuestan a su candidata presidencial, Claudia Cheinbaum Pardo, para seguir medrando de la política con total impunidad; sin embargo, en el caso de que sus sueños no se cumplan, a partir del 2024 tendrán los días contados.
No hay ninguna seguridad de que Indira y su papi terminen su sexenio: una vez pasada la elección presidencial, ya con un presidente de otro partido, Indira estará sola y su alma, sin más respaldo que el de sus matraqueros, vocerdos y paleros pagados, que dejarán de lamerle las suelas de los zapatos en cuanto se termine el flujo de cash a sus bolsillos.
****** El fin de semana que amlo estuvo en Colima fue el mismo en el que me trasladé al vecino estado, motivo por el cual no pude asistir a saludar al vejete. Bueno, me fui a la zona metropolitana que tiene como su eje a Guadalajara, especialmente a la pujante cabecera municipal de Zapopan, que con su sector financiero ya no le pide nada a cualquier urbe del mundo. Al siguiente día (sábado) nos trasladamos a lo que es el Jalisco profundo: Atemajac de Brizuela, donde se refrendó mi percepción de que la gente no es mala: son algunos los que se salen del guion. En el pueblo hay lacras del crimen organizado, pero la mayoría de su gente es muy respetable. Es la mala suerte la que nos coloca en el lugar equivocado a la hora incorrecta. A los malos el único que los tiene en alta estoma es, por cierto, el macuspano.
1Bibiano Moreno