En Colima, el periodismo ya no es sólo una trinchera crítica ni una vocación de servicio público: es, también, una antesala del poder. Desde hace más de una década, los cabildos del municipio de Colima han servido como zona de aterrizaje para reporteros convertidos en regidores. Algunos con vocación social, otros con hambre… de nómina.
Históricamente apadrinados por el PRI, estos periodistas encontraron en la política un espacio más cómodo que la calle, el teléfono y la entrevista incómoda. Pero el pase automático a cargos de elección se fue agotando —cosas del cambio de régimen, del algoritmo o del karma. Y ahora, con las elecciones de 2027 en el horizonte, varios buscan regresar por sus fueros. Literal.
Ahí tienen al abogado y periodista chiapaneco avecindado en Tecomán, Belisario Romero Sánchez, celebrando 15 años de su portal “El Observatorio” con espectaculares más grandes que sus métricas de tráfico. Agradecido y promovido por el alcalde capitalino Riult Rivera Gutiérrez, Belisario ya se apunta para competir por el XVI Distrito Electoral Local. Dice querer ser la voz de los periodistas y defensor de la libertad de expresión. Y como sabemos, nada garantiza la independencia de la prensa como un curul estatal.
No es el primero. Otro colega suyo, también tecomense, Arturo Ávalos Sandoval, intentó algo similar con su medio “De Política y Algo Más”, pero no pasó del intento. Aunque eso sí: las aspiraciones no se archivan, se reciclan.
Pero si hablamos de entusiasmo electoral, el premio se lo lleva José Gilberto Ibáñez Anguiano, editor del medio digital “Pantallazo” y devoto trino de Colosio Riojas, de las Chivas y del Atlético de Madrid (porque el eclecticismo también es una forma de militancia). Con 15 años de militancia en Movimiento Ciudadano, y tras haber sido actor de reparto en la victoria municipal de 2018 de Felipe Cruz Calvario, Ibáñez ahora quiere ser presidente municipal de Villa de Álvarez, para el periodo 2027-2030.
¿Que no se puede? Pregúntenselo a sus padrinos políticos: José de Jesús Dueñas García, ex priista y actual delegado nacional de MC en Colima, y Sergio Rodríguez Ceja, ex presidente del PRI villalvarense. Con esos apoyos, uno podría soñar no solo con una candidatura, sino con la gubernatura… si no fuera porque MC no gana ni un torneo de dominó en el municipio.
Ibáñez dice estar “obsesionado por servir a Villa de Álvarez y a mi partido”. El problema es que no aclara si es obsesión genuina o trastorno político compulsivo. También suspira por dirigir MC estatal para “hacer un verdadero Movimiento Ciudadano con gente de a pie, genuina, de identidad y esencia”. Palabras bonitas, aunque suenen a eslogan de shampoo vegano.
Su experiencia en el Ayuntamiento incluye un paso breve por Comunicación Social y dos gloriosos meses como regidor suplente, en los que al parecer aprendió todo lo necesario para gobernar una ciudad.
Y como las pasiones políticas también se heredan en redacciones, el reportero de nota roja Sergio Uribe Alvarado y el extesorero municipal y articulista Manuel Olvera Sánchez ya están en modo planilla. Todo indica que se unirán al proyecto de la actual diputada federal plurinominal y dirigente panista Julia Lizet Jiménez Angulo, quien busca encabezar el ayuntamiento de Villa de Álvarez por segunda vez… consecutiva. Como si gobernar fuera un mal hábito difícil de dejar.
Desde esta columna —que no recibe financiamiento público, pero sí muchas cejas levantadas— les deseamos a Belisario, José Gilberto, Sergio y Manuel el mejor de los éxitos. Que consigan sus candidaturas, que logren sus campañas y que, si ganan, no olviden que fueron periodistas. Aunque algunos, con suerte, sí lo olviden. Por el bien de todos.
Se dice que…
*En los anales del periodismo-colimense-político figuran: Martha Sánchez Casillas, Juan Manuel Morán Camberos, Alfredo Verduzco Ceballos, José Rodríguez Negrete, Juan Ramón Negrete Jiménez y Salvador Zamora González. Todos con trayectoria, tinta y (eventualmente) pensión.
*René González Chávez, ex zar de la Comunicación Social en el sexenio de Mario Anguiano, sigue aplicando fórmulas añejas de control mediático que funcionaban en 2010, ignorando que ahora las redes sociales son más virales que la influenza… y menos controlables que su presupuesto de entonces. En estos tiempos, ni la nota pagada, ni las encuestas patito, salvan un mal gobierno. Que alguien le avise a Riult Rivera Gutiérrez.
*Este artículo es responsabilidad del Columnista y no del medio de comunicación PantallazoInforma.com