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El silencio se puede entender como abstenerse de hablar o como ausencia de ruido.
Sin embargo, es más que eso.
También es poema: Silencio antes de nacer / silencio después de la muerte: / la vida no es más que ruido / entre dos silencios insondables (Isabel Allende).
Y elocuencia: El silencio del mar/ brama un juicio infinito / más concentrado que el de un cántaro / más implacable que dos gotas (Mario Benedetti).
En la música, el silencio es necesario, da coherencia, pausa que permite el disfrute, incluso se registra en el pentagrama.
El silencio también es simbólico.
Hay contextos en los cuáles es necesario. Una pausa para meditar, o también para escuchar activamente. Y hay otros en los cuales daña, agravia, lastima.
El silencio, muchas de las veces, se toma como respuesta: el que calla otorga; como castigo: no te hablo ni respondo; como consentimiento: cuando está lejos de serlo.
También, el silencio invisibiliza: lo que no se nombra, no existe. La categorización que deja fuera otras posibilidades de ser.
Hace poco, en el contexto del #8M, escuché a la presidenta del Instituto, Graciela Márquez Colín, hacer referencia a estos silencios estadísticos. Desde esa mirada, de la visibilizar los silencios, el INEGI ha tomado una parte activa con lo que se denomina estadísticas con perspectiva de género. Para mayor conocer más al respecto se podría consultar el Programa Integrado de Estadísticas sobre Violencia contra las Mujeres (SIESVIM).
Se podrían citar, como ejemplos ilustrativos, entre otros, el trabajo no remunerado de los hogares, las horas dedicadas al cuidado -ENUT-, la violencia en contextos otrora considerados privados (y por lo tanto, normalizados, permitidos y alentados) -ENDIREH-, población afrodescendiente (Censo de Población 2020), sobre diversidad sexual y de género -ENDISEG-.
Obviamente, existen todavía áreas de oportunidad en los silencios estadísticos -las personas de talla menor, por ejemplo-, o mayor desglose geográfico con lo que ya se tiene.
Muchas estadísticas están ahí. Al alcance de navegar en la web. ¿Qué falta para que esa realidad que se refleja en datos, gráficas, comparativos, números se traduzca en espacios de integración, de aceptación, de respeto, de mutuo reconocimiento?
También hay que reconocer que algunas de esas visibilizaciones recientes en el tiempo, se han traducido en diversos marcos normativos. ¿Qué voluntad falta para que esas leyes sean práctica común y cotidiana?
Otro cantar son los silencios desde el poder
La idea es utilizar los silencios en todas sus posibilidades que nos hagan mejores personas y dejar esos usos que nos vuelven lo contrario, que deshumanizan, que ignoran.