balvanero@gmail.com / @Balvanero.B
El concepto, acuñado por Marc Augé, hace referencia, con una libre interpretación, a los espacios meramente de tránsito, sin sociabilizar: transporte público, calles, andadores, por mencionar algunos.
Aquellos lugares que en algún momento representaron encuentro y convivencia, ahora son de mera circulación, sin mayor interacción, incluso evitándola. En estos tiempos se agrega que los dispositivos tecnológicos, principalmente el celular, son el refugio-evasión que centra la mirada y establece la distancia del entorno inmediato.
La vía pública, parques, jardines, plazas van perdiendo poco a poco, esa connotación comunitaria, de relación, de convivencia.
Ahora otros lugares van tomando ese cariz relacional: las plazas comerciales -toman el nombre tradicional, con otro enfoque-, espacios deportivos privados, las viviendas particulares.
Pero, además, en los tiempos que corren los espacios públicos actualmente también se evitan, o se está en ellos lo menos posible, por la violencia. Se llega a decir, ante una desgracia, que la persona “estuvo en el lugar y momento equivocado”.
Esto me interpela sobremanera. Hechos recientes de violencia en la vía pública, con infantes como víctimas, ¿estaban en el lugar equivocado? ¿ellas y ellos son quienes equivocaron la elección de día y espacio para salir a divertirse, a caminar? ¿es un error habitar el espacio público?
Ante el Día Internacional de la Mujer, #8M, una de las demandas históricas es, precisamente, ese derecho al libre tránsito con seguridad: que el Estado (tres niveles de gobierno) garantice espacios seguros para todas las actividades. Este año, el lema propuesto desde la ONU es “para TODAS las mujeres y niñas: Derechos, Igualdad, Empoderamiento”.
Espacios públicos hay. Por ejemplo, además de los jardines en las cabeceras municipales y sus colonias, se reportaron en la entidad 124 localidades rurales (menos de 2,500 habitantes) con plazas o jardines públicos (INEGI, 2020).
No es falta de espacios, no es ausencia de movilidad. Hay otras razones por las cuales los otrora espacios de socialización, de convivencia, son ahora no-lugares. Cierto, hay oferta de festivales ¿propician ese encuentro de reconocimiento, entendimiento y apropiación del espacio? ¿en la cotidianidad se aprecia que las personas disfrutan de caminar y transitar por las ciudades y pueblos?
La demanda está ahí, presente y actual: la sociedad quiere espacios seguros, todos los grupos etarios lo requieren, cada uno con sus particulares intereses y necesidades.
Habitemos la ciudad, habitemos el área laboral, habitemos los espacios educativos. Troquemos el no-lugar por nuestro-lugar; así, en plural.