Por Juan Ramón Negrete Jiménez

(Fotos cortesía de Ramón Herrera Preciado)

Este lunes 24 de febrero se están cumpliendo los primeros 20 años de la desaparición de nuestro Gobernador por Siempre, Gustavo Alberto Vázquez Montes, acaecido en aquél fatídico accidente aéreo, ocurrido la tarde del jueves de 2005.

El avión, un Israel Aircraft –modelo WestWind 1124–, número de serie 279, fabricado en 1980, con matrícula XE-COL, propiedad del gobierno del Estado de Colima, cayó en un paraje de la sierra michoacana.

De acuerdo al parte oficial, la aeronave se desplomó a las 15:33 horas del fatídico día, donde no hubo sobrevivientes.

El accidente, se registró en la comunidad de “El Zapotito” en el municipio de Tzitzio, Michoacán.

Además del Gobernador Gustavo Alberto Vázquez Montes, viajaban en la aeronave tres funcionarios de la administración estatal, el secretario de Finanzas Luis Ramón Barreda Cedillo, el secretario de Turismo Roberto Preciado Cuevas, y el director de Promoción Turística Guillermo Miguel Díaz Zamorano

También viajaban en la aeronave el empresario turístico Alejandro Dávila González, y los tripulantes capitanes Germán Ascencio Faubet y Mario Torres González, siete en total.

El gobernador Gustavo Alberto Vázquez Montes, se trasladaba de la ciudad de Toluca al aeropuerto de Buenavista, luego de haber desarrollado una agenda de trabajo en la capital del país.

Según la PGR, la caída “se debió a la pérdida de control de la aeronave, provocada por una falla del sistema interestabilizador, sin que la tripulación pudiera evitar el impacto”; esto es, el hecho se derivó de un mantenimiento inapropiado de la aeronave, según las autoridades que brindaron la información

Durante una conferencia de prensa ofrecida el 19 de octubre de 2006 en Morelia, Michoacán, el subprocurador de Control Regional, Procedimiento Penal y Amparo de la PGR, Gilberto Higuera Bernal, dijo que esa conclusión tuvo como base los análisis técnicos, conversaciones de los pilotos, comunicación con las torres de control respectivas, así como la información derivada de testimonios, en que se advierten “problemas con la aeronave y no de elementos explosivos”.

En la agenda que iba a desarrollar aquél 24 de febrero de 2005, el mandatario colimense encabezaría la ceremonia por el Día de la Bandera, en las instalaciones del complejo administrativo de Gobierno del Estado.

Más tarde, se trasladaría a Zacatecas, donde se desarrollaría una asamblea de la Conferencia Nacional de Gobernadores, pero todo eso ya es historia.

Hoy a 20 años de su inesperada partida, las y los colimenses seguimos recordando al gobernador, al funcionario, al maestro, al amigo, a aquél que siempre tuvo la mano tendida para todas y todos, sin importar ideología, credo, ni filiación política, presto siempre a escuchar y resolver la problemática que le plantearan.

Por otra parte, recordamos a Gustavo como el amoroso padre de familia, que a pesar de las innumerables actividades que tenía que desarrollar, siempre se dio tiempo para convivir con su esposa, con sus hijas y con sus hijos.

También recordamos al Gustavo deportista, aficionado por siempre del Cruz Azul, el equipo de sus amores; el basquetbolista, pero también al Gustavo pensante, analítico, amante del deporte ciencia, el ajedrez.

Pero sobre todo, hoy a 20 años de su partida seguimos recordando con gran afecto y cariño, al amigo, que siempre fue.

A la señora Norma Alicia Galindo, a sus hijas Rocío y Normita, Gustavo y Toñito, todo mi respeto y solidaridad por siempre.

Ya lo dijo el poeta (Alberto Cortez):

“—Cuando un amigo se va/

queda un espacio vacío/

que no lo puede llenar/

la llegada de otro amigo.

“Cuando un amigo se va/

queda un tizón encendido,/

que no se puede apagar/

ni con las aguas de un rÍo…”