balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

Olvidar, a veces es una bendición, en ocasiones, todo lo contrario.
Hay situaciones que preferimos no recordarlas, pero es difícil el olvido selectivo “recuerdo incluso lo que no quiero. Olvidar no puedo lo que quiero” (Cicerón).
También hay inducción al olvido. Esta sociedad nuestra, tan líquida (Zigmunt Bauman), que se vive con tanta prisa y en la inmediatez, es presa fácil de lo novedoso. Lo que nos conmocionó ayer, es sustituido por la nota de hoy y será presa del olvido social por lo que se conozca pasado mañana.
Y decía que hay una asombrosa adaptación social al asombro. No hace mucho, por ejemplo, el ulular de sirenas nos impactaba; un asesinato en la vía pública y a la luz del día, disparos en alguna escuela, desapariciones… todo ello está incorporado, no estremece ni interpele.
El poder de la sociedad está en su unión, en una época en que la fragmentación y la polarización son la norma, lejos se está de poder hacer causa común. No hablemos de causas comunes.
Es como aquella reflexión sobre la rana y la temperatura, si acaso la recuerdo bien -no quiero goglearlo-. Si pones a una rana en una olla de agua hirviendo saltará o intentará salirse; por el contrario, si la pones en agua a temperatura ambiente y le vas calentando de a poco, morirá sin pretender salir. No sé si esto sea cierto, ni tengo la más mínima idea de comprobarlo. Pero sirve, para tratar de entender cómo estas situaciones de violencia generalizada, no nos impelen a hacer causa común, a exigir de manera organizada, a que esta realidad no sea más. Sino por el contrario, se normalizan.
Cada año se van incrementando el número de homicidios, por citar un caso de violencia extrema; 31,062 en el 2023 (INEGI). Distribuidos en los 365 días del año, nos da una cifra de 85.1 cada veinticuatro horas, más de una persona por hora, algo así como abierto 24/7. Este es un ejemplo como pueden serlo la violencia hacia las mujeres, robos, extorsión.
Recién vivimos un acontecimiento de violencia extrema, con clara exposición a la población en general, con infantes heridos. Hay indignación. Manifestaciones de repudio, sobre todo en las redes sociales. ¿Cuál será su alcance? ¿Cuánto durará? ¿Habrá acciones efectivas que prevengan y atiendan estas situaciones?
Para la gran mayoría esto es algo indignante -¿por cuánto tiempo?-. Para aquellas personas que resultaron afectadas directamente por los acontecimientos, les acompañará toda su vida.
Apostemos a la memoria, no sea que de tanto desmemorizarnos (como lo hacían los hombres de negro, o con los hechizos de los libros de J. K. Rowling, o alguna campaña ex profeso) perdamos toda capacidad de reacción.