El lamentable ataque violento sucedido la semana pasada en el que murió una persona y más de una decena resultaron heridas, entre ellas menores de edad, mientras se desarrollaba una cabalgada de mujeres con motivo de las fiestas de la Villa, ha sido la gota que derramó el vaso en la gestión de la presidenta villalvarense Tey Gutiérrez.

Si se toma en cuenta los asesinatos cometidos en contra de sus funcionarios de primer nivel más los perpetrados en contra de un significativo número de miembros de su dependencia policiaca y ahora hasta de su propio hijo, hacia el cual presuntamente iba dirigido el ataque en esta cabalgata de las mujeres, no cabe duda que la causa de esta violencia recae inobjetablemente en la edil Tey Gutiérrez.

Su gestión es el foco y reflector de la misma. Aunque ella se asuma como una víctima más de esta espiral de violencia que vivimos y vea la intervención de la gobernadora Indira Vizcaíno como un acto de solidaridad hacia su gobierno y no en realidad como un acto de solidaridad hacia las víctimas civiles que fueron violentadas durante este terrible acontecimiento, cosa que es muy diferente, lo cierto es que si de verdad quiere la prianista Tey Gutiérrez que la violencia cese en su municipio lo que tendría que hacer es renunciar a su cargo y pasar la estafeta a quien asegure mayor bienestar y paz para los villalvarenses, pues este acto ha terminado por sepultar su imagen política.

Las dirigencias priistas y panistas, entonces, más allá de solidarizarse con el gobierno de Tey Gutiérrez lo que deben hacer es instarla a deponer el cargo puesto que de seguir en el mismo camino será perjudicial para el reposicionamiento electoral de estos institutos políticos en el 2027. Y no se lo pueden permitir.

El PRI y el PAN tienen que sostener a sus bastiones más preciados (como el edil Riult Rivera, que se esfuerza por hacer un trabajo digno al frente del gobierno capitalino, o como la propia Mely Romero), pero no así tolerar ni mucho menos solapar el cuestionado trabajo de otros (como lo es ahora el de la propia Tey Gutiérrez).

Para poder construir una verdad no hay que rehuirle a la verdad, y en el lamentable caso de la administración de Tey Gutiérrez, quien ha terminado por desvirtuar y manchar de sangre una de las tradiciones más importantes de nuestra entidad, ya se impuso impostergable su salida (todavía puede ser tersa) del ayuntamiento de la Villa, para que evitar con esto que en el futuro suframos mayores tragedias.