En el marco de las Jornadas Académicas 2024 de la Universidad de Colima, el profesor de la Universidad Iberoamericana, José Solís Lucía, impartió la conferencia virtual “Ética de la Inteligencia Artificial: Desafíos para la actividad docente”.
Durante su intervención, Solís Lucía destacó que la inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de transformar todos los ámbitos de la vida humana, desde la seguridad hasta la educación. Sin embargo, advirtió que es necesario ser conscientes de los riesgos que conlleva su uso, como la pérdida de puestos de trabajo, la desigualdad y la discriminación.
“La IA es una herramienta poderosa que puede ser usada para el bien o para el mal. Por eso, es fundamental que reflexionemos sobre su impacto ético antes de implementarla”, afirmó.
En este sentido, Solís Lucía señaló que es importante que los profesores estén preparados para enfrentar los desafíos que plantea la IA en el ámbito educativo. Entre estos desafíos, mencionó la pérdida de concentración de los estudiantes, la disminución de la creatividad y el riesgo de que los profesores sean sustituidos por profesores virtuales.
“Los profesores debemos ser conscientes de los peligros de la IA, pero también de sus posibilidades. Podemos usarla para mejorar el aprendizaje de nuestros estudiantes, pero también para automatizar tareas y liberar tiempo para actividades más creativas”, dijo.
Dijo que es grave que las nuevas generaciones cada vez conocen menos la historia, necesaria para tomar decisiones de cara al futuro, ya que permite ver y entender los procesos sociales.
Insistió en que la valoración ética de la IA no debe ser binaria o mala; “a veces tendemos a polarizar, pero de la inteligencia artificial no podemos estar a favor o en contra porque ambas posturas son erróneas, hay que ser mucho más matizados”.
Citó al filósofo Jacques Derrida al decir que la técnica sirve para que el ser humano obtenga un fin que la naturaleza no le da espontáneamente. La IA, aseguró, “es la cúspide del desarrollo tecnológico de los 2 últimos años, que no hemos tenido antes o que hemos visto en pocas ocasiones; da la impresión de que las máquinas toman solas las decisiones”.
Recordó que el historiador israelí Yuval Noah Harari dijo que el ser humano logró, a través de los años, llegar a lo más alto de la cadena alimenticia, pero ahora, con el desarrollo de la IA, los robots podrían estar por encima de los humanos. Preguntó, en este sentido, “¿quién es responsable de las acciones de un robot, de un sistema informático complejo?”
Con la inteligencia artificial, advirtió, “la toma de decisiones se desplaza del hombre a la máquina, por lo cual la moral y la ética quedan en un limbo. Es verdad que las nuevas tecnologías generan nuevos empleos, pero destruyen más de los que se generan. Además, va a aumentar la desigualdad porque quienes tienen más acceso a las nuevas tecnologías siempre son los que tienen más dinero”.
Por último, recomendó “no dejarse fascinar por el mundo de lo nuevo, pues no es mejor; pero tampoco se puede prohibir su uso; hay que pensar con calma como profesores si una nueva tecnología será para bien o para mal, no hay que confundir lo nuevo con lo bueno, hay que probarlo y tener la humildad de rechazarla en la medida que perjudique el proceso de maduración y aprendizaje de nuestros estudiantes”.