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A +Florita, con cariño

A los que no están, porque han trascendido.

Hay muchas formas de enfrentar la muerte, la ajena, la otra. Pensar o imaginar la propia, es otro cantar.

Hay decesos que duelen, aun sin tener ninguna relación o conocimiento de quien muere. Pero las cercanas, donde los lazos afectivos son profundos y significativos, afectan tremendamente.

Hay procesos largos, con enfermedades que van minando a quien la padece y a quienes les cuidan, les quieren. Ese transitar por periodos extensos con alguna enfermedad crónica degenerativa ponen a prueba la paciencia, la resistencia, el amor.

Se dice que lo único seguro en esta vida es la muerte.

Sobre esto se ha reflexionado con diferentes perspectivas. Por ejemplo, Heidegger dijo que el hombre es un ser-para-la-muerte. Antes que él, Jesús -seguido por millones de personas- proclamó que es un paso necesario hacia la resurrección. Sartre habla de lo absurdo de vivir y también de morir.

Sobre este tema, Machado escribió: la muerte es algo que no debemos temer porque mientras somos la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos.

De una manera interesante, Lao-Tsé indica que la muerte es un igualador social -en medio de tantas desigualdades-: diferentes en la vida, los hombres son iguales en la muerte.

No digamos de poemas y canciones, por ejemplo, esta frase de José Alfredo Jiménez: acaba de una vez, de un solo golpe…

En nuestro país, en el 2022, se registraron 841,318 defunciones (INEGI, EDR 2022). Más de la población que reside en el estado de Colima. En ese universo de finitud, hay diversas causas, las cinco principales fueron: enfermedades del corazón, diabetes, tumores malignos, enfermedades del hígado y accidentes.

¿Tendrá alguna relación la expectativa de la propia muerte con los actos que realizamos cotidianamente? ¿Estamos preparados para cuando nos llegue ese momento? ¿Somos conscientes que las personas a nuestro derredor en cualquier momento puedan ya no estar?

Estas reflexiones en torno a los días que vivimos de todos santos, fieles difuntos, días de muertos. También, porque recientemente, nuestra familia fue tocada por esta realidad.

Vivamos, no preocupados por lo que llegará, pero aún no está, sino a plenitud. Tengamos una buena vida y también una buena muerte.

Como la muerte anda en secreto

Y no se sabe qué mañana

Yo voy a hacer mi testamento

A repartir lo que me falta

Pues lo que tuve ya está hecho

Ya está abrigado, ya está en casa

Yo voy a hacer mi testamento

Para cerrar cuentas soñadas

(Silvio Rodríguez, Testamento)

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