El actual presidente de El Salvador cuenta con un manejo excepcional de la comunicación por medio de las redes sociales, prácticamente despacha desde X (antes Twitter), los medios digitales le han dado Nayib Bukele una proyección tremenda por toda Hispanoamérica.

Entre sus muchos videos y demás publicaciones que aparecen en internet, no pude evitar observar en los comentarios la inmensa cantidad de mensajes positivos a sus políticas incluyendo los de bastantes usuarios que no son nativos de El Salvador y por lo tanto no creo que estén comprendiendo la magnitud de un tipo de gobierno como el que maneja Bukele.

El autodenominado «dictador más cool del mundo» tiene como eje central de su administración el problema de la violencia, tema relevante para muchos hispanoamericanos, el ver que un político ataque de forma frontal este problema mediante el uso de la fuerza pública genera un sentimiento de justicia para todos los que están rodeados por un ambiente normalizado de inseguridad.

Lo que no se llega a ver es que esta escalada en el aumento de la fuerza estatal también viene acompañada de un detrimento en el sistema de pesos y contrapesos, así como en el estado de salud en materia de derechos humanos, que ya se encontraba en condiciones paupérrimas.

Acciones como la toma del congreso con una fuerza militar con el objetivo de influir en la aprobación de un crédito, la cooptación total del poder judicial, la instauración de un régimen de excepción y el desprecio a la constitución mostrado con el recién anuncio de relección son los ingredientes necesarios para la instauración de una nueva dictadura en Centroamérica liderada por el joven mandatario.

Se entiende que muchas personas se vean atraídas por este tipo de acciones, aparentemente hay resultados en materia de seguridad al utilizar la mano dura y tolerancia cero, aunque de acuerdo al portal de noticias Vice News, Bukele ha tenido que negociar con las poderosas pandillas salvadoreñas para lograr esto, no es difícil de creer lo publicado en el reportaje de Vice, resolver un problema de seguridad en un país con tantas carencias no se logra de la noche a la mañana como lo quieren hacer ver.

Debemos observar más allá de lo que se aparenta, también hay encarcelamiento arbitrario de personas inocentes como lo ha informado Amnistía Internacional, la represión política que irá escalando hacia los opositores al régimen y un manejo caprichoso de la economía como con la compra de criptomonedas que terminaron siendo un gran fracaso.

Para lograr un Estado democrático y libre la solución de sus problemas debe de realizarse también de forma democrática, parece en un principio un proceso lento y poco efectivo, pero a la larga será lo más factible.

Llega un punto en el que las democracias enfrentan una crisis, muchos no ven lo que se pierde al darle grandes poderes a una sola persona que presume tener la solución de los problemas que se viven, no es sorpresa que un número importante de mexicanos crea que una dictadura le vendría bien al país, todos ellos sienten que la democracia les ha fallado, pero hay que ver los ejemplos de otras naciones para darnos cuenta que el autoritarismo no termina bien El Salvador es un ejemplo de la caída de una democracia débil a manos de un líder con ambiciones totalitarias, una alabanza popular fue la que puso al actual presidente y la misma lo está encaminando a un futuro dictatorial.

Muchos en el extranjero seguirán elogiando sus decisiones ansiando que esa misma línea de acción se aplique dentro de sus fronteras, ojalá también se presumiera el otro lado de la moneda, ese que quita lo atractivo de un salvador.