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Pienso, luego reciclo

El movimiento reflejo se define como: una reacción muscular que sucede automáticamente en respuesta a la estimulación (medellineplus.gob). Así entendido, es involuntario, simplemente se reacciona.

Como cuando el médico, con un pequeño martillo, golpea bajo la rodilla y automáticamente se levanta la pierna.

Esto que observamos en nuestro cuerpo, lo podemos extrapolar al cuerpo social.

Considero que muchas de las acciones discriminatorias se dan como un “movimiento reflejo social”, por imitación, porque se vio en alguna parte, porque de alguna manera, en algún lugar, fuimos estimulados para reaccionar de esa forma ante personas con ciertas características.

Hace unas semanas, las instituciones INEGI-CONAPRED-CNDH, difundieron una radiografía puntual de la discriminación en nuestro país. El estudio se llama Encuesta Nacional sobre la Discriminación, se le conoce por sus siglas ENADIS y esta del 2022 es la segunda edición, la anterior -y primera de lo que esperemos se constituya como una encuesta regular en el INEGI- es del 2017.

No es el primer acercamiento a este tema; la CONAPRED realizó un primer estudio en el 2005 junto con SEDESOL; y, en el 2010, realizó uno más con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

La línea del tiempo nos dice: 2005 – 2010 / 2017 – 2022; los primeros con un intervalo de 5 años –un receso de 7- y las dos últimas con un espacio entre las ENADIS también quinquenal.

Un denominador común es el interés por conocer el fenómeno de la discriminación y el otro es el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), al estar presente en todos. Le es una obligación natural.

Regresando a la ENADIS 2022, comentaba que es una radiografía del estado de cosas respecto a la discriminación en nuestro país. Es un estudio sistemático, con un soporte teórico sólido y con cifras consolidadas. Un plus es que permite la comparabilidad con la ENADIS 2017; subsecuentes encuestas permitirán establecer tendencias, por ejemplo; un acierto la inclusión del INEGI en estas mediciones desde el 2017.

Unos datos: a nivel nacional, poco más de 1 de cada cinco personas de 18 y más años en este país vivió discriminación (23.7%); la discriminación se presenta más en las mujeres (24.5%) que en los hombres (22.8%); las principales razones para discriminar fueron: forma de vestir, arreglo personal (30.6%); los estados donde más se realizan estas prácticas son Yucatán (32.1%), Puebla (30.6%), Querétaro (30.5%), Ciudad de México (29.6%) y Jalisco (27.1%).

De manera general, hay un incremento en las prácticas discriminatorias del 2017 al 2022.

Otro tema es la discriminación institucional, aquella que se replica desde un modelo ideológico -hegemónico o no-.

Obviamente hay personas que discriminan de manera consciente y razonada. Espero que sean los menos.

Donde se puede poner el índice es en aquellas personas que no lo hacen de manera consciente e intencionada, sino por lo que comentamos al principio.

Hagamos conscientes nuestros actos, miremos nuestro propio actuar, examinemos las propias actitudes, es posible que con este ejercicio podamos detectar algunas prácticas que lastiman a las personas con quienes interactuamos.

Si a discriminar se aprende, podemos reaprender a ser más incluyentes y respetuosos de la diversidad.