Si ignoramos el asunto de la crisis de inseguridad y las altas temperaturas, entonces todo parecería estar tranquilo en Colima, sin embargo, para cierto sector de la población esto no es así, con cada segundo que pasa se vislumbra más y más la sombra del proceso electoral 2024. Curiosamente, aunque estos tiempos tumultuosos se repitan cada tres años, parece que los interesados siempre recurren al caos y al pánico con tal de verse beneficiados.

            El siguiente proceso electoral será uno bastante interesante, si bien vale la pena analizar todas las elecciones, esta tiene un punto a su favor debido a qué será la primera después de la alternancia en el poder ejecutivo estatal, veremos a cuantos políticos se les refrendará la confianza en esta ocasión. El otro aspecto relevante que incluso ya empezamos a ver es el de la fuga de capitales, por así decirlo, la huida y el reacomodo de los actores políticos que desesperadamente buscan tener una buena candidatura para el año que viene.

            No es cosa nueva que mientras los posibles candidatos vean frustradas sus posibilidades de participar en el juego electoral por medio del instituto político que pertenecen, estos, por su interés en lograr entrar en el círculo de detentadores del poder público, opten por huir a otro partido ofertándoles su capital y fuerza política-electoral. Siendo honestos muchos de estos politiqueros no sienten un compromiso con los estatutos de ningún organismo, eso les facilita cambiar de colores sin que haya tenido que existir un problema mayor para que se justifique dicho cambio casi total en la personalidad del actor saltante, no importa que haya defendido ferozmente a un partido, con gusto se vestirá con los ropajes de otro si significa una oportunidad de continuar gozando de los beneficios de la política.

            En nuestra entidad vimos que, si bien en el año 2021 Morena logró ganar la gobernatura, también perdió una cantidad importante de diputaciones y no lograron expandir su control sobre las alcaldías que les restaban, a pesar de estos resultados adversos, muchos siguen viendo al actual partido gobernante como la gallina de los huevos de oro en cuestión de victorias electorales. De cierta forma estos chapulines sí tienen buenas razones para pasarse al bando que controla el gobierno del estado, si uno es capaz congraciarse con las personas correctas, entonces en caso de perder se le podrá otorgar un premio de consolación que le permita mantener cierta relevancia política, tales son los casos de diversos candidatos a diputados locales que actualmente ostentan puestos tanto en la administración estatal como en la federal.

            Lo más importante en este periodo preelectoral es mantenerse informado respecto a los cambios se estarán haciendo entre los miembros de los partidos políticos, la degeneración que estos han sufrido es enorme, el hecho de que sus miembros decidan pisotear sin razones válidas las ideologías que supuestamente representan es uno de los elementos que ha apoyado para que la ciudadanía los ubique en los últimos niveles de confianza. El intercambiarse políticos como si fueran cartas coleccionables de Pokémon es una practica cada vez más cansada que nos hace ver la calidad de nuestros representantes, dicen buscar los intereses del pueblo, pero no respetan ni la preferencia que este expresó en las urnas.

            Fue curiosa para mí esta columna, al final no se concretó como una crítica solo a los partidos, a los políticos o al gobierno en turno, pero para ser justos, hay tantas prácticas reprobables que en ocasiones se torna difícil centrarse en una sin tocar otra, los vicios de la política son un gran ecosistema en el que una falla hace que surja otra y así continuamente hasta que todo se vuelve muy complejo. Lo que sí tengo muy en claro es la necesidad que tiene la ciudadanía de estar al pendiente de sus representantes, estas maniobras que realizan demuestran si verdaderamente tienen un compromiso con una idea o si solo tienen hambre de poder.