Como ya sabemos, desde hace algunos lustros muchos de los aspirantes a puestos de elección popular hacen muestra de sus intenciones con mucha antelación a fin de estar en el ánimo de la población para cuando llegue el anuncio oficial de los candidatos de los diferentes institutos políticos.

Precisamente por ello es que ahora estamos viendo ya a muchos aspirantes placeándose en los lugares de costumbre para este propósito, lo que me ha invitado a reflexionar un poco sobre lo difícil que será para cada partido político elegir a sus candidatos, sobre todo para aquellos en los que se tiene la certeza de que el que logra ser candidato tiene el triunfo asegurado.

Muy antiguamente lo fue así el PRI, ahora esa estafeta le corresponde a Morena, y entonces ante esta circunstancia cualquier se preguntaría: ¿cómo le va a hacer Morena para salir airoso de un proceso que, de no llevarse adecuadamente, podría terminar sepultando, al menos en Colima, a un partido que antaño barrió con los partidos de gran tradición en nuestra entidad?

Cuando observo la batalla, por ejemplo, que empieza a atisbarse por la lucha por el Senado entre los morenistas, en la cual se incluyen los nombres de Arnoldo Vizcaíno, padre de la gobernadora, y de Griselda Martínez, adversaria del grupo en el poder estatal, pienso que sólo este caso podría causar una fractura tan importante en Morena que no haría sino multiplicar otros casos similares que no harían sino terminar fisurando a los morenistas colimenses, dando como resultado una caída de naipes en cadena que haría llegar a Morena muy debilitada a las próximas elecciones.

El hecho de que la gobernadora Indira Vizcaíno no esté en el cierre de su administración para estas elecciones intermedias juega a su favor pues todavía tendrá el control de muchos procesos internos del partido, pero eso no significa que en la realidad no tenga un impacto visiblemente nocivo que Morena se fracture por no cuidar la transparencia en la elección de sus candidatos a los diferentes puestos de elección popular para las próximas campañas electorales.

Los bloques opositores la tienen sencillo: o eligen a buenos candidatos sí o sí, o de lo contrario seguirán sepultados en el panorama electoral venidero. Pero en el caso de Morena, no sólo deben elegir a los mejores candidatos sino también evitar que eso -en el caso de que ello perjudique al grupo de la gobernadora- vaya a causar estragos para la salud del propio partido.

De entre todos los partidos políticos, Morena es el único que se enfrentará a una situación muy compleja a la hora de designar a sus candidatos. No creo que la militancia vaya a estar contenta con la elección de su propio papá, Arnoldo Vizcaíno, para el Senado, cuando quizá en las preferencias reales del electorado pueda estar la propia alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez.

Una decisión así causaría un doble estrago: la primera al interior del propio partido y la segunda en la sociedad misma, pues es posible que ese candidato pierda la elección.

Por eso es que Morena deberá frenar a tiempo el avispero que ya empieza a hacer campañas anticipadas, poner las reglas bien claras de la elección de candidatos y ceñirse a ellas para evitar que los resultados de las elecciones por venir le sean tristemente adversas.