Recientemente, y con motivo de su nuevo encargo como presidente de la UMAP (University Mobility for Asia and the Pacific), el rector Christian Torres Ortiz visitó varias universidades tailandesas, entre ellas la Suan Sunandha Rajabhat University y la Universidad de Thammasat, donde se reunió con personal de movilidad internacional de ambas instituciones y buscó acuerdos importantes para nuestra propia casa de estudios, algunos de ellos relacionados con la cristalización de más estudios de doble grado que permitan a nuestros estudiantes una formación binacional y de doble titulación.

Pero más allá de esto que me parece una tarea acertada por parte de nuestra máxima casa de estudios y un esfuerzo plausible por parte del mismo rector Christian Torres Ortiz, lo que yo quisiera destacar es la enormísima importancia que tiene, sobre todo para los estudiantes, la oportunidad de moverse a universidades de otros países para realizar estancias que, más allá de lo puramente académico, les cambiarán su visión de vida y quizá su misión en la vida.

El hecho de que la universidad tenga establecidos convenios importantes de movilidad con muchas universidades del mundo significa muchísimo para un estudiantado que tiene a un palmo de distancia la posibilidad de transformación de su vida (profesional y vital) para siempre, de ahí la trascendencia que reviste continuar fortaleciendo la movilidad académica entre los estudiantes e, incluso, entre los profesores universitarios.

Los estudiantes que aprovechan estos acuerdos de movilidad y que salen de Colima para ir a un país extranjero a pasar una estancia académica (de seis meses, de un año), regresan transformados dramáticamente en todos los sentidos y, además, no sólo son ellos los factores del cambio para sí mismos sino, muy importante también, para todos aquellos que los rodean, pues su experiencia compartida seguramente enriquecerá nuestra propia cultura también.

La movilidad es una de las piezas torales, en pleno siglo XXI, de la misión universitaria y yo tengo la convicción de que sin ésta ya no se entendería a cabalidad la razón de ser de cualquier universidad, así de importante es que los estudiantes tengan la oportunidad de salir de su terruño y ver lo que sucede más allá de sus fronteras.

Como lo he dicho, transformar la vida de uno, dos o tres estudiantes es sembrar la semilla del cambio en la sociedad a la que volverán -al cabo de un tiempo- a reinsertarse.

Por eso aplaudo que el rector Torres Ortiz esté visiblemente interesado en expandir el programa de movilidad de nuestra institución y conozca los pormenores de sus pares universitarios de otros países del mundo.

Que los propios estudiantes traigan la cultura de otros países al nuestro es una forma también de la multiculturalidad y todo lo que ello implica. Ojalá que el programa de movilidad de nuestra institución siga creciendo y siga facilitando cada vez más las oportunidades de para nuestros estudiantes, le cambiaremos la vida a ellos como individuos, pero también nos la cambiarán a nosotros como sociedad.