Si ponen al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, en uno de los dos platos de la balanza, y en el otro al Presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Raúl Padilla López, loco se vuelve el fiel. A cual más de mafiosos y caciques, de manipuladores y ambiciosos, insaciables de poder. Al fin porros los dos, les vale madres dañar a las instituciones con tal de imponer su ley que no es otra que la de Herodes.

“Al señor Raúl Padilla y a sus lacayos de una vez les digo, que la época oscura en la que manipularon a las instituciones, sometieron a los gobiernos para lucrar y hacer negocios personales se acabó en Jalisco, pueden patalear hacer lo que quieran pero esa etapa se acabó y no va a regresar”, escupió hacia el cielo el vociferante gobernador a quien hay que recordarle que la etapa que cubrió su padre Enrique Alfaro Anguiano como presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara y Rector de la Universidad de Guadalajara al servicio de Carlos Ramírez Ladewig+, no fue luminosa sino todo lo contrario.

Alfaro Ramírez reaccionó igual que lo hizo Andrés Manuel López Obrador por la marcha en defensa de las instituciones electorales del domingo 13 de noviembre de 2022, agraviado el jalisciense porque la comunidad universitaria de los leones negros osó marchar para “entregarle las primeras 5 mil firmas al gobierno del estado para que le regrese el presupuesto”, y los trabajadores y estudiantes de la Institución le hicieron marchas de Recortaría General a Casa Jalisco, para exigirle “respete la autonomía universitaria y entregue los 140 millones de pesos destinados para el Museo y el Hospital Civil de Oriente”.

En lugar de atender los justos reclamos de la comunidad UDGISTA, Alfaro Ramírez hizo berrinche al más puro estilo amloísta respondiendo con irracional marcha para sabotear la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022 para, deliberadamente, dañar su buena imagen nacional e internacional construida en 35 ediciones anuales. Igual que como lo hizo AMLO el domingo anterior con su contramarcha y mitin en el Zócalo de la ciudad de México, EAR obligó a sus funcionarios, empleados de confianza, diputados locales y alcaldes, todos militantes del Partido Movimiento Ciudadano, a participar en su contramarcha golpista.

“La FIL es un orgullo y la hemos construido entre todas y todos. La FIL es más grande que los delirios de grandeza de cualquier individuo. La FIL es más grande que cualquier gobernante que utiliza el poder público para intentar mancharla. Nadie puede someter ni boicotear a la FIL, porque la FIL es patrimonio de todos jaliscienses. Aquí están los escritores y las editoriales, ya llegó Sharjah. Estamos las y los lectores. Aquí estamos todos los que le tenemos un gran cariño a esta feria. Por lo tanto, aquí no hace falta nadie”, le sorrajó entre geta, cahhete y oreja Jesús a Enrique.

EL ACABO

*Una cosa es cierta, cegado por su odio tapatío que no jarocho, el bravucón gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, no midió las consecuencias para él, su gobierno y su partido, de írsele como toro en plaza a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara que, le guste o no le guste, le cuadre o no le cuadre, lo acepte o no, es de todos, y todos son todos, él incluido. Y todos, todos, deben fortalecerla a toda costa. Por su error de cálculo, de cara al 2024 los leones negros le cobrarán caro sus balandronadas a EAR y a su partido MC . Al tiempo.

*Para el analista Diego Petersen, “Pocas marchas tan ridículas como la que vimos el sábado pasado en las inmediaciones de la Expo Guadalajara para protestar contra la FIL y Raúl Padilla. Fue la marcha de la abyección: en primera fila estaban, rijosos y envalentonados, un grupo de alcaldes, secretarios y diputados sudando calenturas ajenas, en una vergonzosa batalla por demostrarle al jefe quién es más alfarista que Alfaro, quién hacía el ridículo más grande para mayor gloria del líder, que seguramente estaba muy contento en Casa Jalisco viendo el éxito de la manifestación. Más vergonzosa aún fue la actitud de legisladores -federales y locales- y miembros del Poder Judicial que cancelaron su participación en la FIL, que se autoexcluyeron de un espacio de debate por solidaridad con el poder”.