A pesar de que entre las diversas sectas que conforman a Morena hay marcadas diferencias, a los cuatroteros del país los une algo en común: todos abrevan de la mano de amlo. Al final, como bien se dice, en la campaña electoral del 2024 va a tragar más pinole el que tenga más saliva, pero con el cuidado de no causarle el enojo al inquilino del austero y republicano Palacio Nacional, vividor profesional que cada día que pasa se vuelve más irascible (lo será mucho más, en la medida en que inexorablemente avanza hacia el final su nefasto sexenio) y, por lo mismo, intratable para la grey morenaca.

En Colima el fenómeno es interesante, pues al menos hay dos sectas de Morena que se van a disputar posiciones en el siguiente proceso electoral, por lo que ya se verá de qué cuero salen más correas; o quién tiene más saliva para tragar más pinole. Así, por un lado, tenemos a la Gobernadora Altozano y su chiquigabinete de vacilada; por el otro, a la presidenta municipal de Manzanillo, la mazorquera y reiterativa Gris Celda Martínez Martínez, que buscará ser la senadora plurinominal de su partido, a la vez que intentará imponer como su sucesora en la alcaldía a la chaquetera Martha Leticia Zepeda del Toro, secretaria del Ayuntamiento.

Con Martha Leticia Zepeda la presidenta municipal forma una suerte de versión perversa, ojete y gandaya de la Guayaba y la Tostada, las desmadrosas tías borrachas de las películas icónicas del cantante Pedro Infante, por lo que Gris Celda Martínez podría decantarse a favor de su segunda de abordo en el Ayuntamiento de Manzanillo. La mujer es oportunista y fajadora profesional, de ahí que desde una estación de radio porteña lanzaba golpes a diestra y siniestra, hasta que salió con cuerdas destempladas una vez que se enfrentó a los propios conductores, que la vieron irse soltando sus lágrimas de cocodrilo.

Por supuesto, nada asegura que, en automático, la golpeadora Martha Leticia será la candidata de Morena a la alcaldía porteña, pues igual cargo busca también la limitada y mediocre Rosa María Bayardo Cabrera, actual directora del DIF estatal, así como la senadora Gabriela Benavides Cobos, que espera se le haga el milagro de que los morenacos vayan unidos con el PVEM y ella sea la abanderada de la alianza en la búsqueda de la alcaldía de Manzanillo. Aquí es donde vamos a ver de qué material están hechas esas mujeres, a las que se les va añadir el diputado Rubén Romo Ochoa, que aún cree en los Santos Reyes.

¿Alguien en su sano juicio cree que el reparto de posiciones en Manzanillo va a ser un día de campo para la dirigencia estatal de Morena? No hay duda: será un verdadero caos, pues no hay que olvidarse que Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, gobernador de facto de Colima, busca cumplir su sueño húmedo largamente acariciado de convertirse en senador de la República morenaco, razón por la cual chocará con Gris Celda Martínez, de la que podría esperarse que vaya en fórmula hasta con el pinche, pero no con el viejo que la ha insultado públicamente y es padre de su peor enemiga política en la entidad.

Sólo algo podría hacer que las cosas no se salgan de control: la intervención de amlo, aunque a esas alturas del partido el vejete andará más preocupado para poder maniobrar para imponer a su corcholata favorita en la presidencia de México, a menos que eso se arregle con mucha anticipación para que no vaya a haber malos entendidos de última hora. En cualquier caso, en lo que se llega a algún arreglo de civilidad política (sueño guajiro, tratándose de los sectarios morenacos), la designación previa a las candidaturas será de pura práctica de coprofagia política.

Por lo que se refiere a los precandidatos de Morena y sus partidos cómplices, por cierto, hay que hacer notar que son los más nefastos de todos los demás. A ver: a Rosa María Bayardo la degradaron de su cargo de secretaria de Economía y Turismo porque no pudo con el paquete; en especial, porque la pobre no sabe de números: confundió miles de millones con algunos cientos de pesos, inaceptable para alguien que supuestamente se hace cargo de la economía en la entidad. Su cambio fue para protegerla del golpeteo, pues es la favorita de Indira Vizcaíno para el puerto, pero lo cierto es que lo que natura no da, Salamanca no presta. La pobre es ignorante de siete suelas y nada hará que cambie su ignorancia.

Por su parte, la fajadora Martha Leticia Zepeda sería una extensión igual de perversa que la mazorquera Gris Celda Martínez, por lo que en el 2024 los porteños ya estarán hasta la madre de Morena y, sobre todo, de la Guayaba y de la Tostada. La trepadora política Gaby Benavides ya estuvo en el cargo de la calle Juárez 100 y no hizo nada que se le agradezca, salvo buenos negocios entre ella y su sensei Virgilio Mendoza Amezcua. Y, bueno, del diputado Romo Ochoa no vale la pena gastar más espacio.

Dada la agresividad que caracteriza a la Guayaba Martínez y a la Tostada Zepeda, definitivamente que, de aquí a que se resuelvan las designaciones de las candidaturas de Morena, en Manzanillo habrá diariamente cena de negros. Por lo pronto, todos abrevan de la mano del vejete macuspano.

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