En tiempos de polarización política, social e incluso económica, la mejor herramienta que podemos utilizar para enfrentarlas es el diálogo. El diálogo (así sea beligerante) estrecha, une y cauteriza lo que estuvo separado o insiste en estarlo. El diálogo es mayéutica pura pues a través de él los interlocutores descubren y se descubren en una verdad que antes no conocían.
Y siempre avanza hacia soluciones: entre ellas, la concordia. En México nos hace falta gritar menos y dialogar más. Yo por eso celebro el encuentro que tuvo hace poco el rector Christian Torres Ortiz con todos los líderes estudiantiles de nuestra máxima casa de estudios, los cuales iban en representación de los 37 bachilleratos y 30 facultades de nuestra institución, esto es en representación de más de 29 mil estudiantes.
Desde que inició su gestión, el rector Torres Ortiz no sólo ha dado muestras de sencillez y sensibilidad en el trato, sino también de cercanía y de apertura, y por eso se ha visto cómo (pese a los tiempos difíciles de la pandemia) no ha dejado de hacer de su rectorado un rectorado itinerante, incluso en el ámbito virtual de las redes sociales, en donde también el rector se da tiempo de reconocer a miembros de la comunidad universitaria por sus logros, contestar mensajes, agradecer felicitaciones, difundir la tarea universitaria, etcétera, promoviendo con ello también, aunque no lo parezca, el diálogo constante y cercano con la comunidad universitaria que es, en más de un sentido, la encarnación de la sociedad colimense misma.
En el encuentro con los líderes estudiantiles, el rector Torres Ortiz se dio tiempo de escuchar sus propuestas y peticiones, algunas de las cuales tenían que ver con los daños causados por el sismo, otras relacionadas con becas y apoyos para viajes académicos, a las cuales el rector respondió con claridad y sin demagogias, pues con respecto al tema de lo la daños ocasionados por el sismo en los salones de San Pedrito dijo que esto tomaría un poco de tiempo (alrededor de diez meses) y no quería dar falsas promesas, por lo que les pedía su apoyo para que toda esa información la dispersaran entre sus compañeros estudiantes.
Luego del intercambio de ideas y comentarios, el rector Torres Ortiz reconoció ante todos los líderes estudiantiles que este tipo de diálogo es algo fundamental “para la construcción de una mejor comunidad universitaria” y yo, particularmente, no creo que pueda ser de otra manera.
La falta de diálogo, como dije, impide una visión plural y abierta de la realidad, fomenta el pensamiento autocrático y no incentiva la diversidad de puntos de vista, de manera que es muy positivo que el rector Torres Ortiz siga construyendo su gestión sobre la base de este principio, el cual parece brillar por su ausencia en otras instituciones y organizaciones de nuestra entidad. La comunidad estudiantil es la razón de ser de nuestra institución, de manera que desoírla es atentar contra esta razón de ser universitaria.
Que siga, pues, el rector en continuo diálogo itinerante a todo lo largo y ancho de nuestra universidad, con todos los sectores y diferentes nichos de la misma, como ha hecho hasta ahora, para que esta actitud se convierte no sólo en el particular estilo de su gestión sino que se extienda como un sello de cada uno de los funcionarios universitarios (de cualquier nivel) que hacen que nuestra institución sea lo que es hoy: una universidad con gran sentido humano y con una alta responsabilidad por la formación de profesionales y ciudadanos de primer nivel.