“Nunca pensé que algún día, tú me pagarías con una traición, tu falso amor me dejó herido del corazón, cuando más seguro estaba me diste en el alma el golpe traidor, por, lp lo que hiciste conmigo tendrás tu castigo juro por Dios”, le canta el engañado dirigente nacional panista a su pérfido homólogo priista.

Hace tres meses se publicó aquí que, le gustara o no le gustara, le cuadrara o no le cuadrada, el lenguarico todavía dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, de largo historial en el abuso del poder y la corrupción como gobernador de Campeche que fue en los dorados tiempos de Enrique Peña Nieto, tras once gubernaturas estatales perdidas al hilo y dos más en puerta, Coahuila y Estado de México, a la voz de ya debía ahuecar el ala antes de que sus propios compañeros tricolores lo corrieran a escobazos, pues su continuidad al frente del maltrecho PRI era, y sigue siendo, insostenible.

El traidor AMLITO ni se fue por su propio pie ni lo corrieron a escobazos sus camaradas, y allí están las consecuencias de su permisividad y dejadez. Se agarró al hueso como náufrago en altamar y lo hizo suyo el dueño del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador, quien no sólo lo dobló sino que le hizo capirucho de tres vueltas con su balero guinda. AMLITO salvó la cárcel y su enorme riqueza mal habida a costa de traicionar al partido que le toleró excesos y abusos sin fin, y a la Alianza “Va por México” donde ya no lo quieren ver ni en pintura; tampoco, los priistas derechos, que los hay, mucho menos panistas y perredistas.

Los únicos que siguen respaldándolo hasta la ignominia son los peñaniestistas que no aguantan a pie firme el ofrecimiento de embajadas como las de España y Canadá, por ejemplo; tampoco, la concesión de garantías de impunidad para que no pisen la cárcel ni les sean confiscadas sus enormes riquezas acumuladas a su paso por cargos públicos. Son demasiado vulnerables a los garrotes y a las zanahorias amloistas.

En las elecciones de 2021 fue más que evidente la entrega de las plazas estales a los candidatos morenistas por parte de los entonces gobernadores priistas, sin importarles la suerte de sus propios militantes ni la de sus aliados pan- perredistas, tal y como en Colima lo hizo el bilingüe miembro de la clase ilustrada de Colima, Young Global Leader, egresado del ITAM y de Essex University, José Ignacio Peralta, quien junto con su pandilla sigue gozando de libertad y de los cientos de millones de pesos que ahorró a su paso por Palacio de Gobierno y Complejo Administrativo.

A José Ignacio, AMLO todavía no le ha dado consulado, mucho menos embajada, pero refugiado lo tiene en el CEN del PRI hilvanado a los enaguas de su Secretaria General Alma Carolina Viggiano Austria, la misma que con su marido Rubén Ignacio Moreira Valdez, por instrucciones del jefe de ambos, Alejandro Moreno Cárdenas, le entregó a MORENA la gubernatura del estado de Hidalgo.

Si Peralta traicionó a la mayoría de los candidatos de la Alianza “Va por Colima”, empezando por quien pretendía sucederlo en el cargo, Mely Romero Celis, y todavía ejerce el control total del PRI en el estado, y conocida la proclividad de los vividores líderes priistas a chaquetear con tal de seguir en el presupuesto, en las elecciones de 2024 el otrora partidazo volverá a ponérsele a MORENA blandido y cooperando. Sin embargo, ingenuos habrá que volverán a creerle que la próxima vez les jugará derecho.

Ni en la elección presidencial ni en las locales de 2024, el PRI del traidor AMLITO es garantía de lealtad, rectitud, confianza y reciprocidad como aliado electoral. Allá el Partido Acción Nacional si, habiendo experimentando en silgas y colores propios el doble juego tricolor y el incumplimiento de acuerdos, le vuelve a creer su juramento de que ya no le hará travesuras como las que le hizo en 2021. Sobre aviso no hay engaño.

Por las anteriores y otras razones más, las probabilidades de sobrevivencia hasta 2024 de la Alianza “Va por México”, y sus réplicas estatales como la de “Va por Colima”, son cada día más bajas. Su salvamento dependería de que el PRI cambiara sus dirigencias nacional y estatales plagadas de tantos presuntos delincuentes tricolores descoloridos y vulnerables a los amagos de la acción de la justicia, por otros jolinos, sin colas tan largas que les pisen. Dejar atrás y para siempre el PRI del traidor AMLITO sustituyéndolo por una nueva versión digna de fiar, es de urgente resolución.

EL ACABO

*Como el gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo Meza, no le está permitiendo injerencia alguna al traidor AMLITO en la definición de la candidatura al cargo a renovarse el próximo año, es posible que allí sí se logre concretar la Alianza “Va por Edomex” con la participación del Partido Acción Nacional. Tampoco tendrá vela en el arreglo el dirigente nacional del PAN Marko Antonio Cortés Mendoza. Todo quedará en manos prianperredistas mexiquenses

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