Hay que ser muy claros: de no ser por la exhibida de la que fue objeto el indirato en pleno a través de las redes sociales, es hora que la #GobernadoraAltozano y su chiquigabinete de vacilada seguirían cobrando el escandaloso incremento salarial que se autorizó desde abril del presente año, que iba del 25 al 65 por ciento, el cual, para el insensible Víctor Torrero Enríquez, subsecretario de Administración del Gobierno del Estado, no pasa de ser “un ajuste justo”.

Digo: está bueno el encaje, pero no tan ancho. Sin embargo, al ser hallados en la maroma, los cuatroteros que enseñaron el cobre en cuanto se hicieron del oro, tuvieron que echar maromas para justificar lo que a todas luces es un robo en despoblado.

Cualquier jefe de personal sabe que un ajuste salarial es para emparejar a unos trabajadores que se habían quedado rezagados del resto de sus compañeros, dentro de lo justo, es decir, cuando les hacía falta un seis por ciento, pero no como en este caso, donde la desmedida ambición del indirato alcanzaba hasta ¡un 65 por ciento de ajuste! Así, aunque Torrero Enríquez echó más maromas que payaso de circo y le lanzó puyas al enanín secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE), Martín Flores Castañeda, en una hábil jugada política –hábil, sí, pero oportunista— la titular del Ejecutivo salió a anunciar que renunciaba a su jugoso sueldo de más de 130 mil pesos al mes, de los que ya llevaba cobrando siete quincenas, cuya diferencia extra se entregará a policías estatales que arriesgan su vida en estos tiempos violentos en Colima.

De manera que, de no haberse encuerado al ambicioso chiquigabinete de vacilada que padece la entidad, Indira Vizcaíno Silva y la veintena de sus compinches que se vieron favorecidos con el sueldazo ni por equivocación habrían dado el reculón que sí tuvieron que dar cuando se vieron cogidos con las manos en la masa. En este sentido, una noble y generosa decisión de entregar esa lana mal habida a los uniformados (de la propia gobernadora y de su gente de primero y segundo nivel, se entiende) no pasa de ser simple oportunismo, pues de no descubrirse el atraco cometido, de los policías ni se acordarían en estos momentos.

La Gobernadora Altozano quiso conectar con los colimenses, que normalmente le son ajenos, con su decisión de dizque donar su diferencia de salario –de ella y sus funcionarios— a una mejor causa, lo cual sería positivo, de no ser porque invitó a Colima a su amiga Claudia Cheinbaum Pardo a lo que es un descarado acto anticipado de campaña disfrazado de un foro estatal de defensa de la reforma electoral de amlo. El chiste se cuenta solo: los morenacos hablando de temas legales, mientras violan alegremente las leyes electorales.

O sea: lo de Indira no es un intento de querer hacer las cosas bien, al renunciar al salario y darlo para una buena causa, sino una salida oportunista a un mal paso para continuar con su actitud frívola, banal, irresponsable y de nulo respeto por la ley, pues el evidente acto anticipado de campaña de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que es precandidata de Morena y aliados a la presidencia de la República, es la mejor prueba de que no piensa corregirse.

Es decir: la Indi sigue siendo la misma omisa e hipócrita de siempre. Por otro lado, lo que sigue podría haberse modificado a raíz de una sorpresiva reunión de la gobernadora con el enanín de Martín Flores en la Casa de Gobierno, pero la intención sí existía hasta antes de la encuerada dada al chiquigabinete: sigue firme la intentona del indirato por apoderarse de los sindicatos del estado.

Así, por órdenes de Arnoldo Vizcaíno Rodriguez, gobernador de facto de Colima, se corrió la voz entre burócratas para que se difunda el mensaje: habrá aumento salarial de más del 3 por ciento, pero sólo si votan por Sergio Alejandro Fuentes Mendoza; si no, que se atengan a las consecuencias. Después de la reunión, donde supuestamente decidieron una tregua la patrona y el sindicato, podría haber cambiado la estrategia de amedrentar y chantajear a los trabajadores que están a favor del enanín, pero eso se verá durante la campaña de los candidatos, algo de lo que estaremos muy al pendiente los que no estamos al servicio del vejete cacique arrocero y de su hijita.

Lo que no se puede negar, en cambio, es la intención de seguir inmiscuyéndose en la vida interna de sindicatos, sobre todo en los que están próximos a cambiar su directiva. El caso de la Sección XII del SNTISSSTE en Colima es un buen ejemplo: en agosto se dará el cambio de directiva sindical, donde el candidato con amplias posibilidades de triunfo es el doctor Pablo Alfonso Olachea Martínez. Y si bien no se percibe entre los trabajadores la influencia de un agente externo que busque meterse en la vida interna de la sección sindical, Arnoldo Vizcaíno tiene metida las manos, por conducto de un individuo que ya tuvo un cargo federal y que dice contar con el respaldo de Mario Anguiano Moreno, para intentar dejar al frente a uno de los suyos, que no es Olachea Martínez.

A pesar de que en la Sección 39 del SNTE lo mandaron a inflar burros por el pivote, al padre de la gobernadora parece que le gusta generar problemas donde no los hay e insiste en continuar con su embestida antisindical. ¿No entiende el viejo cáscara? Pues allá él. LEER MÁS

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