*En el HRU reabren servicios de audición y de lenguaje en niñas y niños
En el Hospital Regional Universitario (HRU) de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado de Colima se ofrecen los servicios de audiología y foniatría, para evaluar la capacidad de escuchar, así como el estado y funcionamiento del conducto auditivo externo y del oído medio, además de diagnosticar y tratar las alteraciones en la voz, lenguaje, habla y audición, que se vieron afectados por la pandemia del Covid-19.
Lo anterior fue informado por la secretaria de Salud, Martha Janeth Espinosa Mejía, en el marco del Día de la Medicina Social, al dar a conocer que estos servicios mejorados son parte ya de la cartera de atención que se otorga en el nosocomio.
La médica especialista en la Comunicación Humana, Audiología y Foniatría, Silvia Lima Ojeda, dijo que en el HRU se van a realizar audiometrías e impedanciometrías, involucrando a las áreas de Medicina Interna, Pediatría, Otorrinolaringología, Ginecología y Neurología, entre otros servicios, para la elaboración de estudios de potenciales auditivos.
Mencionó que es alto el índice de niñas y niños que presentan trastornos de lenguaje, debido al aislamiento por la pandemia de Covid-19, lo cual puede generar posteriormente trastornos de conducta y del aprendizaje, por lo que se involucra al área de foniatría, toda vez que hay alteraciones en la voz, habla y deglución.
Estos problemas de comunicación se presentan también en personas adultas mayores que sufren eventos vasculares cerebrales o alteraciones de traumatismo craneoencefálico o una isquemia, problemas que pueden condicionar un trastorno de la comunicación o afección que afecta la capacidad para comunicarse (afasia).
Agregó que la pandemia enseñó a hacer medicina preventiva también en la parte auditiva, lo que indica la realización de un tamiz auditivo, para hacer una evaluación de las y los recién nacidos en general, pues de cada mil nacidos vivos, entre uno y tres pueden presentar hipoacusia.
Asimismo, es importante hacer esta evaluación auditiva en la población infantil no sólo al nacer, sino desde los dos años de edad o antes de iniciar su educación preescolar, ya que las y los menores están expuestos a enfermedades, alergias y otras alteraciones que pueden condicionar una pérdida auditiva.
Y posteriormente, en adolescentes que usan dispositivos auditivos y se exponen a eventos ruidosos de alta intensidad, ya que pueden sufrir el trauma acústico, así como a personas adultas mayores con enfermedades crónicas degenerativas, porque pueden condicionar también una pérdida auditiva.