Si existe un negocio que sea eminentemente jugoso para un político, sin lugar a dudas que ese es un partido, tanto a nivel nacional como local. Así, partidos del tipo del PT, del PVEM y del MC, que nacionalmente ya tienen tiempo de vivir de nuestros impuestos y son perfectamente reconocidos, nacieron para ser rémoras de los partidos más grandes o intentar sacudirse tutelajes, como lo pretende hacer ahora el oportunista Movimiento Ciudadano.

A nivel local sus directivos los usan como franquicias que pagan a los dueños del negocio nacional, donde el subsidio oficial de las entidades federativas es el premio a repartirse. Voy a centrarme en dos partidos que adquirieron relevancia en los comicios del año pasado, cuyo origen es idéntico: ambos son negocios familiares de sus propietarios a nivel nacional (Jorge González y Dante Delgado, respectivamente), donde el éxito del negocio es sencillo: a más cargos de elección popular ganados en las urnas, mayor subsidio recibido por parte del Instituto Electoral del Estado, en el caso de Colima.

Así, en la elección del 2021 el PVEM y el MC sorprendieron con su creciente votación: si bien no ganaron en ningún distrito local electoral (de los 16 que existen), lograron meter al Congreso del Estado un par de diputados cada uno (4). La medición para mejorar el subsidio es precisamente de la votación que se obtiene de los candidatos a diputados locales, no de gobernador del estado, lo que, en el caso del PVEM y del MC, fue muy notorio.

Y, por alguna razón, los papeles se invirtieron en Colima durante algún tiempo: el PVEM es aliado de Morena a nivel nacional, pero en lo local se habían convertido los verdes, con el liderazgo de Roberto Chapula de la Mora, en implacables opositores. En tanto, mientras en el ámbito nacional el MC no juega con las reglas de los morenacos, en lo local sus dos legisladores se encuentran entregados en cuerpo y alma a la #GobernadoraAltozano.

Hoy, sin embargo, tras el asesinato del tribuno verde ecologista, víctima de la ola de violencia que llegó a Colima con el indirato, el PVEM volvió al redil de la mano de su dirigente estatal, Virgilio Mendoza Amezcua, que al menos tiene la dispensa de que su partido siempre ha estado con el vencedor en turno, como lo prueba su amasiato con el PRI, con el PAN y ahora con Morena. Pareciera que su lema es: con el ganador hasta que pierda.

Y así, muerto el rey, viva el rey. Así es como ha vivido ese partido desde su nacimiento. Del que no se entiende, en cambio, es del MC estatal: no vota con los morenacos en el Congreso de la Unión, pero en lo local es cómplice de la Gobernadora Altozano. LEE MÁS

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