De dos temas trata hoy mi columna de culto: por un lado, del diputado farsante; por el otro, sobre el aniversario del periódico El Comentario. Sin más preámbulos, adelante con los faroles.
1.—Por lo que se ve, el requisito para ser presidente de la Junta de Gobierno de la LX Legislatura local es ser el más acabado ejemplo del ojete perfecto. Tal era el caso de la impresentable diputada Vridiana Valencia Vargas, que fue echada de ahí para irse a hacer cargo de los programas sociales y clientelares del Gobierno Federal en Colima, pero también con el que la sustituyó en el mando, el expriista tecomense Armando Reyna Magaña, quien al menos en los primeros días de estrenar puesto no atinaba balbucir palabra alguna, por lo que lo primero que se le vino a la cabeza fueron puras pendejadas.
Alineado con la #GobernadoraAltozano, que fue la que lo puso ahí y mandó a su amiga la Viri al mismo puesto desde el que aquélla hizo campaña anticipada para obtener la candidatura de Morena a la gubernatura del estado, el diputado Reyna Magaña también está en la misma sintonía de negar la realidad. Así, tras un esfuerzo mental que por poco le causa una meningitis, culpó a la prensa de exagerar las notas sobre la violencia que tiene en vilo a los colimenses, como si las balaceras, las torturas, los cuerpos mutilados y la siembra del terror estuviera a cargo de los periodistas y no del crimen organizado que azota a Colima.
La misma vertiente explota el no menos entreguista, abyecto y servil legislador Ignacio Vizcaíno Ramírez, del Movimiento Ciudadano, que responsabiliza a la prensa de dar a conocer los macabros hechos que ocurren en Colima debido a los mismos grupos de narcos que se disputan el territorio, pero que, en la retorcida visión del emecista, debieran ser ignorados y no dárseles difusión. Nada mal para un vividor que succionará tres años de la generosa ubre del Congreso local, igual que succionó de la ubre del Ayuntamiento de Colima (2018-2021), desde el área jurídica, donde su esposa, Magdalena Ureña, cobró como la feliz regidora que fue. ¡Chulada de familia!
No obstante, el objeto del interés de esta columna de culto es el tecomense Reyna Magaña, quien llamó mi atención tras reunirse con un grupo de columnistas que es liderado por Manuel Don Pañalón Godina Velasco, donde el farsante diputado se mostró dispuesto “a privilegiar el diálogo”, cuando es la prensa, parte de la misma con la que fue a tomarse la foto, la que exagera la violencia que ocurre en Colima a causa de los ajustes de cuentas del crimen organizado, mismo que no ha podido ser controlado por el indirato, del que él es parte preponderante.
Así, tras casi declararse candidato al Premio Nobel de la Paz por privilegiar “el diálogo y la mesa de los acuerdos, más que atropellar a las minorías”, la farsa de Reyna Magaña sintetizó “que, si es en beneficio del pueblo, hay que escuchar y apoyar diversos planteamientos en aras de la gobernabilidad”. Así, entre una que otra vacilada, como la de que no hay sumisión del Poder Legislativo al Ejecutivo (él es producto de una decisión de Indira Vizcaíno Silva, de la que él es un simple empleado de intendencia), concluyó la reunión del susodicho tribuno con los muchachos que comanda Don Pañalón Godina Velasco.
2.—El primer periódico formal al que ingresé a trabajar fue El Comentario, de ahí mi interés por lo que sucede en ese diario que, sin serlo en ese momento, fue la mejor escuela de periodismo que tuve. En mis tiempos de bachiller, en el 2, intenté sacar un periódico estudiantil, del que sólo circuló el primer número: ElTlacuilo. Un ejemplar lo entregué personalmente a Alberto Herrera Carrillo, a la sazón rector de la Universidad de Colima, que me agradeció el regalo y sólo me recomendó, irónico: “Nomás no nos vayas a tirar”.
Eran los tiempos de la guerra mediática entre el gobierno estatal y la casa de estudios, donde desde entonces yo me puse del lado de los universitarios. En pago a mi esfuerzo personal, como compensación por ya no poder ayudarme para el segundo número de El Tlacuilo, el presidente de la FEC en ese momento, Fidel Alcaraz Checa, me invitó a colaborar al periódico Reforma Estudiantil, cuya circulación era en todas las escuelas universitarias que ya había desde entonces.
Creo haber publicado dos textos, uno de ellos un cuento político relacionado con los diputados locales de ese tiempo. Si existe un archivo con esos ejemplares, de seguro por ahí aparecen mis pininos.
Así, como algo natural, el siguiente paso fue invitarme a trabajar para El Comentario, bajo la dirección de Leonardo Ramírez Pomar, al que sustituyó después Víctor de Santiago Fuentes. Comencé como reportero, escribiendo mis notas a mano, hasta que me animé a redactarlas directamente en la máquina de escribir (aún no había computadoras), por la presión –una presión que se agradece— del jefe de redacción. No escribía muy bien, pero había alguien que corregía los originales (así se les dice, aunque de originales no tengan nada); entre otros, el propio Víctor de Santiago, que pulía mis textos y los dejaba más presentables. Hay muchos que se quedaron en esa etapa, es decir, siguen sin saber escribir.
En cambio, si de algo puedo presumir, es de una prosa lo más pulcra posible. Hoy El Comentario es un taller de periodismo de los alumnos de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, donde se forman los nuevos periodistas de Colima, del país y del mundo, porque un colimense la puede hacer en cualquier parte del planeta. En un mensaje publicado por el rector de la UC, Christian Torres Ortiz Zermeño, manifestó su felicitación al personal y directivos de El Comentario “por ser la voz y defensa de nuestra institución, además de contribuir a la formación práctica de las nuevas generaciones de periodistas, de orientar a la opinión pública e informar con objetividad, oportunidad y precisión sobre el acontecer académico, científico, económico, político, cultural, deportivo y social del país y del mundo”.
****** En la columna anterior manifestaba mi ignorancia sobre la razón de la existencia de la frase “se divierten como enanos”, aunque siempre se ha usado. Bueno, me dicen que se la pasan de poca madre los enanos porque tienen a Blanca Nieves, que a su vez tiene a su entera disposición a los siete. ¡Con razón!
1Bibiano Moreno