Normalmente, cuando las cosas marchan bien, poco las advertimos o las evidenciamos. Sucede exactamente como con las dolencias o males del cuerpo: no es hasta que nos cortamos un dedo, así se trate del meñique, que nos damos cuenta de su valiosa utilidad y de cómo nos ayuda en realizar las actividades de dicha mano. Lo mismo pasa a niveles más altos: con las buenas o malas familias, con las instituciones, con las doctrinas e ideologías, etcétera.
Sin embargo, cuando las cosas van marchando bien, bien haríamos en no olvidar enunciarlas. Me refiero, por ejemplo, a ese hábito que está teniendo el rector de nuestra máxima casa de estudios, Christian Torres Ortiz, de realizar una comunicación efectiva y eficaz con la comunidad universitaria, haciendo acto de presencia, en forma de visitas o encuentros informales, tanto con estudiantes como con trabajadores universitarios.
El contacto de primera mano, el diálogo en apariencia informal y sin mayores protocolos, la atención misma de la autoridad de acercarse a la plantilla estudiantil y los diferentes sectores de la comunidad universitaria, y dirigir un mensaje y recibirlos también, es algo que me parece oportuno en un tiempo en el que la información y la efectividad de la comunicación que deriva de la misma puede jugar, más que nunca antes, un papel crucial en la manera de dirigir los derroteros de nuestra institución, de ahí la importancia de que esta comunicación no falle.
El rector, quien fuera en algún momento de su trayectoria universitaria coordinador de comunicación de nuestra institución, sabe muy bien de la importancia que conlleva una comunicación efectiva, por eso incluso se decidió a alentar un programa de radio llamado “Rectoría en frecuencia”, en el cual, de su propia voz, informa sobre los hechos más trascendentes del quehacer universitario y en particular de su agenda rectoral, mismo que se replica tanto en el resto de los medios universitarios como en los medios locales.
A esto se agrega, además, los constantes recorridos que empiezan a formar parte ya del hábito rectoral por mantener una comunicación (lo más posible) de primera mano con toda la comunidad universitaria, la cual fortalece no sólo la percepción que se tiene de la máxima autoridad universitaria sino que también ésta puede pulsar el estado de cosas que conforman la vida institucional.
Los últimos recorridos que dio el rector en los bachilleratos de la zona norte del país confirman la pertinencia de esta vocación por mantener una comunicación óptima entre autoridades universitarias y comunidad, pues finalmente esta última también es un reflejo de la sociedad colimense en general.
Pondero estos aspectos de la gestión del rector Christian Torres Ortiz no sólo para hacerlos más visibles cuanto para alentar que esta práctica continúe e, incluso, se siga fortaleciendo con otras acciones más, incluidos convivios informales con diferentes segmentos de la comunidad en los cuales se puedan abordar temas de sumo interés para la institución pero sin los velos protocolarios que en ocasiones implican las reuniones formales, que incluso pueden inhibir la comunicación, así como incrementar el uso del correo electrónico para la comunicación interna con los trabajadores y las reuniones virtuales sectorial por zoom u otra plataforma, además de que los medios de comunicación propios de la institución continúen haciendo su labor como hasta el día de hoy.
Que siga, pues, fortaleciéndose la comunicación rectoral a lo largo y ancho de la comunidad universitaria a fin de que nuestra casa de estudios esté cada vez más unida y fuerte, más y mejor informada, pues los tiempos actuales no nos dejan otra opción.